“El político piensa en la próxima elección; el estadista en la próxima generación”. Esta frase la pronunció Otto von Bismarck, político alemán, el principal artífice de la unificación alemana y un personaje clave en las relaciones internacionales. Siguiendo con esto, Winston Churchill, primer ministro inglés durante el siglo XX, aseguró: “un político se transforma en estadista cuando piensa más en la próxima generación que en la próxima elección”. ¿Serán ciertas estas frases? ¿Nos dicen algo sobre la Argentina de hoy?
Mucho se ha hablado ya acerca de la grieta y de la capacidad de la dirigencia política de generar más “chicanas” que proyectos. Sin embargo, una mirada más penetrante y optimista nos puede ayudar a dilucidar qué es lo que sucede con los aspirantes al poder.
Hace tiempo no vemos en el país una mirada íntegra de los problemas y una búsqueda de “salir” de las contingencias domésticas y centrarnos en lo que permanece hace años. “En Argentina todo cambia permanentemente, pero, a largo plazo, todo sigue igual”. Esta frase destaca lo que sucede en el país hace añares. Han pasado dirigentes, partidos e ideas y, finalmente, los argentinos siguen más pobres, más endeudados (por todas las generaciones) y no ven la salida del túnel.
Como afirmé en el primer párrafo, un estadista siente y piensa en las futuras generaciones. No quiere decir que no le interesen las próximas elecciones (esto sería totalmente utópico), pero el proyecto político está por encima de lo que sucede en la votación. Puede perder y puede ganar. No obstante, un verdadero estadista, como opinó el politólogo Andrés Malamud, piensa en el largo plazo y, además, es exitoso en su administración.
Estamos pidiendo mucho, eso puede ser. “Lo que quiero hacer es imposible, pero es indispensable”, dijo José San Martín antes de cruzar la cordillera. Siguiendo, si no podemos congregar un proyecto de país con buenos resultados, es cada vez más dificultoso sacar a la Argentina del “pozo”.
Por último, me gustaría hacer mención a mi definición de estadista, que es un eclecticismo de todas las demás. Un real estadista es, un político con conciencia estatal. En otras palabras, es un hombre que sabe y conoce el Estado, no improvisa, sino que entiende profundamente el estado de situación donde va a aplicar las medidas. Es aquel que deduce necesidades y sabe generar técnicas para solventarlas, con éxito.
Aunque parece que estemos pidiendo mucho, esta es una de las tantas soluciones que tiene el país para salir a adelante. Ejemplos en el mundo pasado y presente existen, estemos o no de acuerdo con sus ideologías: von Bismarck, F. D. Roosevelt, Winston Churchill, Charles de Gaulle, Angela Merkel. O, de los primeros presidentes del país: Urquiza, Mitre, Sarmiento, Avellaneda, Roca, etc.
Todos estos proyectos no provinieron solos, fue una sociedad entera la cual, gracias al empuje optimista y realista de los estadistas, se inclinó por los grandes proyectos de país. Si la población no acompaña, es muy complejo que los políticos se transformen en estadistas. Por ello, ¿dónde está la máquina de hacer estadistas? No creo que se haya extraviado, sino que sigue vigente. Sin embargo, es la ciudadanía la que debe tener los ojos abiertos a observar quién puede ser el próximo gran estadista. Un gran país no se hace solo, ni con grandes líderes, sino, con grandes seguidores y, con grandes intentos.
Por Valentín Olavarría
Comentarios
Publicar un comentario
Dejanos tu opinión acerca del tema.