El santo voto

  El día domingo 12 de septiembre la Argentina tendrá elecciones legislativas en todas las provincias.

  Desde Jujuy hasta Tierra del Fuego, de 8.00 a 18.00 hs habrá en los centros de votación ciudadanos entrando y saliendo. La “fiesta de la democracia” se celebrará una vez más en el país, como desde 1983. 38 años ininterrumpidos de sufragio cada dos años.

  Sin embargo, según especialistas, la participación electoral no será la de siempre. A pesar de tener voto obligatorio, en las distintas provincias que tuvieron elecciones atrasadas se vio una fuerte caída, como por ejemplo en Jujuy, Salta y Misiones. No obstante, en países cercanos a los nuestros como Uruguay, Bolivia y Ecuador que tuvieron elecciones recientes, los datos demuestran que la participación no ha variado demasiado. Argentina y América Latina otra vez en caminos diferentes.

  Esto nos hace pensar por qué en el país la caída en la participación es tan alta. Una de las razones principales a esta cuestión es el desencanto de la población general, que observa en los candidatos y en la política un medio poco poderosos para generar una vida mejor. Ante esto, no podríamos esperar menos que una caída de más de cinco puntos en la cantidad de electores que se presentarán a votar.

  Lo mencionado anteriormente es sumamente grave. Todos sabemos que la política, en todo país, es la que, en la realidad actual, produce una vida en sociedad coordinada debido a que es la que estipula y aprueba las leyes, pilar original de todo Estado de derecho.

  Por ello, una de las consecuencias de la omnipresencia de la política fue la aprobación del voto universal, secreto y obligatorio. Universal puesto que, si no es de todas las personas, no puede representar a la sociedad, sus necesidades e intereses. Secreto debido a que nuestro contexto y persona no puede condicionar a otros, sino que es una elección individual. Y es obligatorio porque es un deber cívico, al que todos estamos llamados.

  Con el voto, nosotros elegimos a esa política y a los candidatos que la representan. Obviamente que quizás no son nuestros personajes ideales, pero son finalmente los que se presentaron. Son los que decidieron dar la cara en medio de esta crisis multifacética que rodea a la Argentina: institucional, política, sanitaria, social y económica.

  Durante este año y medio, la mayoría de los argentinos nos quejamos más de lo normal acerca de lo que los funcionarios públicos hacían o no hacían, de los escándalos, de la falta de ética, etc. En la televisión, en las redes sociales y en la comunicación diaria la escena política tenía centralidad. Con esto, en el momento que nos toca dar un mensaje mediante nuestro voto, ¿no lo vamos a hacer? ¿vamos a quedarnos cruzados de brazos viendo el domingo a la noche como los porcentajes suben y bajan sin tener una mínima participación en ello? Todos tenemos a un amigo, un conocido que no se va a presentar a votar por diferentes razones.

  “El voto de uno sólo no vale nada”, dicen algunos. No les creo, porque son los mismos que creen en la mufa cuando ven el partido de fútbol de su equipo, habiendo miles de hinchas viéndolo, o son quienes reciclan, frente a un mundo de más de 7.000 millones de personas, si hacen esto entonces también deberían creer en que su voto cuenta.

  “Si no votamos, vamos a mandarle un mensaje contundente a la política para que cambie”, dicen otros. No les creo, debido a que la abstención del voto únicamente demuestra que no estamos interesados en que los políticos cambien, sino que deseamos que mantengan las mismas prácticas de siempre. En cambio, presentándonos y votando, aunque sea en blanco, estamos manifestándoles que sí nos interesa, que los estamos vigilando y que nosotros mismos podemos hacer que hagan lo que queremos, porque tenemos el poder de sentarlos en una banca o sacarlos de allí. 

  “No sé nada sobre los candidatos, no voy a ir a votar”, afirman otros. No les creo, ya que todos tenemos a un amigo o a un conocido que le importa la temática. O, de lo contrario, en internet, por el mismo dispositivo donde estas viendo este artículo, podés encontrar múltiples notas que muestran las propuestas de cada uno, quiénes son y cómo son.

  Parece estar demostrado que lo que está atrás de estas frases no es una justificación real. Todos estamos invitados y obligados a votar, aunque sea en blanco o por un candidato que no nos termine de convencer. Esto es porque, si no cuidamos nuestros propios intereses, nuestras necesidades y nuestras visiones, si no nos mostramos interesados en ser parte de los que toman las decisiones (la política), ¿quién lo hará?

  Muchos dicen que la salida triunfante de la Argentina es mediante un partido político específico o una ideología en particular. En mi opinión, la salida es sólo mediante la ciudadanía.

  El voto es santo, pero no usar este derecho político, por el que tantas generaciones han luchado, termina siendo un conjunto lindo e inservible de palabras.

Si terminaste de leer la nota y te gustó, envíaselo a ese amigo que estaba pensando en no ir a votar el domingo ;)

Por Valentín Olavarría