El domingo 14 de mayo se llevaron a cabo las elecciones de Turquía en las cuales Recep Tayyip Erdoğan, presidente desde el 2014, ganó la contienda electoral, pero con muy poca diferencia porcentual: mientras el presidente obtuvo el 49,34% de los votos, el líder de la oposición Kemal Kılıçdaroğlu, economista socialdemócrata de 74 años, logró un 44,99%. Al no alcanzar el 50% de los votos, se llevó a cabo una segunda vuelta realizada el pasado domingo 28 de mayo, donde finalmente Erdoğan salió victorioso, con un 53,62% de los votos, continuando con sus consecutivos 20 años al mando.
¿Pero de dónde surge esta oposición que por pocos puntos casi logra hacerse con el poder? Kemal Kılıçdaroğlu encabeza la mesa de los seis, seis líderes cuyos partidos componen la Alianza Nacional que busca hacerle frente al oficialismo. Esta Alianza reúne nacionalistas, laicos, islamitas, conservadores y liberales, y surgió de años de división entre la oposición turca, tan resquebrajada que no lograba, cada grupo por separado, hacerle frente al AKP (Partido de la Justicia y el Desarrollo) liderado por Erdoğan.
Sin bien la oposición se vio derrotada el pasado domingo, se puede ver una fuerte decadencia de Erdoğan en el poder. Esto puede verse, no solo en la estrecha diferencia de porcentaje electoral, sino también, en los resultados de la capital Ankara y de la ciudad de Estambul, donde la mayoría de los votos fueron dirigidos a la oposición. Además, es importante resaltar que en esta última no perdía desde su ascenso al poder en 2003, por lo que la pérdida de Estambul fue un duro golpe para el AKP.
Sin embargo, ¿cuáles podrían ser los detonantes de estos resultados? Para responder a esta pregunta, se podrían mencionar las políticas llevadas a cabo para atender los famosos terremotos ocurridos en febrero de este año, que sacudieron al mundo pero, sobre todo, a la nación entera debido a la cantidad de heridos y las 50.000 personas fallecidas; la inflación, la intervención impopular en la guerra de Rusia y Ucrania, y el tinte cada vez más autoritario de Erdoğan. Por esta razón, desde la oposición se acusa al partido ganador de fraude electoral, ya que las encuestas (aunque de muy dudosa precisión) indicaban una gran derrota para el oficialismo.
Recordemos además la cuestión siria en Turquía la cual se volvió un tema central en el debate electoral: este país fue refugio de muchos inmigrantes sirios, lo que despertó mucha xenofobia y descontento en gran parte de la población por la ya mencionada inflación, los problemas del desempleo, y los altos precios de las viviendas. Además, es importante resaltar que los sirios gozan de un permiso de residencia temporal que les permite trabajar y acceder a los servicios públicos como la salud y la educación, y no gozan del estatuto de refugiados reconocido en las convenciones internacionales. La Alianza Nacional había prometido repatriar a los sirios en caso de ganar, acusando a Erdoğan de no haber protegido las fronteras turcas, debido a su política de puertas abiertas para estos inmigrantes al desatarse la guerra en Siria. Sin embargo, en el último tiempo, el presidente ha intentado facilitar un retorno de los repudiados a su país de origen, en un proceso de reconciliación con el régimen de al-Assad, presidente sirio. Incluso Human Right Watch, publicó un artículo acusando a los guardias fronterizos turcos de disparar indiscriminadamente contra civiles sirios en la frontera con este país, además de torturar y usar fuerza excesiva contra los solicitantes de asilo y los migrantes que intentan cruzar a Turquía.
Ambas fuerzas políticas proponen dos proyectos de nación diferentes que ponen en jaque la geopolítica de Medio Oriente, ya que Turquía es un clave mediador entre las potencias europeas y los pueblos árabes. Sin embargo, en el último tiempo, no ha dejado de llevar a cabo una política de “jugar a dos puntas” entre la OTAN y Rusia, hecho que tanto asusta a las grandes potencias, y por el cual es constantemente acusado por la Alianza. Incluso, por esta razón, Erdoğan realizó un discurso contra las acusaciones de Kemal respecto a que Rusia estaba manipulando las elecciones: “¿Cómo no te avergüenza?” proclamó ante una multitud reunida para escuchar su discurso de campaña, “¿qué dirías si dijéramos que América, Alemania, Francia o Inglaterra manipulan las elecciones?”.
Estos dos proyectos de nación se pueden ver incluso en sus actos públicos previos a las elecciones: Erdoğan fue a la mezquita para pedir por su victoria en las elecciones, mientras que Kemal Kılıçdaroğlu, dejó flores en el monumento de Mustafa Kemal Atatürk, líder de la Guerra de Independencia Turca y el fundador y primer presidente de la República de Turquía, quien quería un país laico, democrático y moderno, y de quien Erdoğan busca diferenciarse constantemente, atrayendo a sus propuestas religiosas y tradicionales a aquellos turcos que nunca vieron con buenos ojos la modernización de Atatürk. Es por esta razón, el proyecto de la Alianza de quitar los amplios poderes en manos del presidente, estableciendo la democracia parlamentaria con controles y equilibrios.
Por todo lo mencionado, la pregunta que creo que debemos hacernos es qué pasará con Turquía como estado estratégico en la región de Medio Oriente: ¿retomará su política ligada a una alianza con la OTAN o se verá cada vez más cerca de la esfera de influencia rusa?
Por Luana Vera del Rio.
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