Una frase que deja mucho que desear

  Los sistemas republicanos han sido pensados por filósofos greco-romanos y otros intelectuales desde hace siglos. En sus principios fundamentales, esta forma de gobierno busca la descentralización, la división de poderes y el control por parte de las diversas instituciones que engloban la república. Por ello, sin la existencia de estas tres nociones, todo el sistema se viene abajo. Teniendo esto en cuenta, la Constitución Nacional en su artículo primero hace mención a este régimen político: “La Nación Argentina adopta para su gobierno la forma representativa republicana y federal”. Así, nuestro país debería prestar gran atención a aquellos valores básicos.

  El día 4 de abril del corriente año, el Ministro de Justicia entrante, Martín Soria, afirmó con convicción: “No corresponde a mi rol institucional andar persiguiendo jueces, eso lo hacía cuando era diputado”. Podríamos pensar que esta es un extracto azaroso de sus primeros discursos como ministro nacional, pero no lo es. Me parece interesante poder desglosar la frase con el objetivo de entender qué quiso decir y qué no.

  En primer lugar, cuando habla de rol institucional, hace clara referencia al título de Ministro de Justicia, siendo elegido, teóricamente, por el actual presidente Alberto Fernández. No obstante, esto último nos hace dudar ya que el ministro es muy cercano a la vicepresidenta Cristina Kirchner y, además, viene de reemplazar a Losardo, fiel amiga del presidente, luego de unas semanas muy tensas entre CFK y la Justicia.

  En segundo lugar, tomaremos lo que queda de la frase donde se denota lo más polémico. Soria emplea la palabra perseguir la cual la Real Academia Española (RAE) expone con dos acepciones principales: como “molestar, conseguir que alguien sufra o padezca procurando hacerle el mayor daño posible” o, “seguir a quien va huyendo, con ánimo de alcanzarle”. ¿Cuál de estos dos significados le pretendió dar el nuevo ministro? Para ello, nos parece útil referirnos a locuciones de él y de su empleador, A. Fernández. El mismo día de la polémica frase, en diálogo con Radio 10, comentó: “No quedan dudas a estas alturas de la manera en que el gobierno de Macri manipuló al Poder Judicial y tampoco quedan dudas de esa maquinaria de persecución política que montaron, en la cual también participaron estos jueces y fiscales”. Además, afirmó en AM750 que Macri buscaba “perseguir a todo aquel que pensaba diferente o se oponía”. Por último, con el objeto de no ser cansadores en el argumento, disponemos de una frase del presidente actual a principios de abril del 2021: "Durante el macrismo el poder ejecutivo utilizó a la justicia para perseguir a sus opositores".

  Teniendo en cuenta estos tres dichos, es crucial destacar que el término el cual dispuso Martin Soria en su discurso de asunción, tenía un carácter negativo. Y, es más, podríamos decir que comunica una situación que está por fuera de las reglas, ejerce presión, es incorrecto, indebido o ilegal ya que nombran al gobierno anterior (intentando demandarlos penalmente por aquellos hechos) y, asimismo, ambos determinan que la persecución es en vistas de un objetivo personal, y no por el bien común.

  De esta manera, entendiendo ya el sentido del vocablo, mediante una frase “simple”, el Ministro de Justicia se auto culpa inconscientemente (o no) frente a todos los argentinos. No hay que olvidar que tanto el presidente como el ministro son abogados de profesión. Para muchos estos dichos no quieren decir nada y, en consecuencia, pasaron por la población como si no se hubiera mencionado nada grave. Sin embargo, la función de perseguir a jueces no se encuentra en los artículos constitucionales como sí algunos controles específicos como son el juicio político a jueces (art. 53 y 59), la constante vigilancia por parte del Consejo de la Magistratura (art. 114) y el Jurado de Enjuiciamiento (art. 115).

  En conclusión, me parece vital que los políticos puedan comunicar de una forma coherente. Ante esto, los argentinos deberíamos exigir la no utilización de una doble vara, y todavía ser más rígidos ante funcionarios tan importantes como es el Ministro de Justicia y Derechos Humanos de la Nación. Para ello, los líderes del Poder Ejecutivo deben seleccionar con un criterio objetivo a quiénes posicionan dentro de estos cargos puesto que un error consciente o inconsciente allí podría ocasionar una grave crisis institucional, situación que provocaría en el país un gran hartazgo social.

Escrito por Valentín Olavarría











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