Implosión en Cuba: Una enseñanza para otros pueblos

  En estos días, las noticias sobre la situación cubana no tardaron en llegar a la sociedad mundial. Persecuciones, arrestos, ejecuciones y desapariciones, son varios de los tantos testimonios que periodistas pudieron conseguir para explicar lo que vive Cuba. En los medios, usualmente los que observan al régimen como una dictadura son los cubanos que pudieron escaparse de la isla cuando tuvieron la oportunidad y, los que ven a Cuba como una democracia generalmente son los que desde más de diez mil kilómetros observan la situación.

  Muchos de los que miramos del otro lado de la pantalla, no teníamos ni tenemos dimensión real de lo que sucede allí. Desabastecimiento, elecciones totalmente fraudulentas, vigilancia diaria del régimen, adoctrinamiento escolar, desconexión de las redes sociales y de lo que sucede en el mundo, inexistencia de libertad de expresión, un único partido que controla todo, incapacidad de organizarse y protestar libremente, entre otras acciones prohibidas en Cuba. ¿Se imaginan tener que hablar en voz baja para criticar alguna medida del gobierno? ¿Se imaginan tener miedo de que el que está al lado nuestro puede ser un agente del régimen? ¿Se imaginan estar todos los días bajo una vigilancia constante? ¿Se imaginan que los gobernantes sepan lo que pensamos, lo que hacemos, con quien estamos, en todo momento? ¿Se imaginan ver las libertades del mundo y no poder acceder a ellas? ¿Se imaginan no tener la capacidad de, imaginar?

  Eso es lo que sucede en Cuba y lo ilustran los múltiples testimonios que circulan por las redes. Esos testimonios que quizás pasamos sin ver pero que son una experiencia de vida que limita con el miedo y la muerte.

  Con todo esto me pregunto, ¿de verdad podemos comprender nosotros y analizar lo que está sucediendo en Cuba? Claramente sí, porque si no hablamos de la temática, si las autoridades y famosos no expresan su visión contraria al régimen, poco presionados se sentirán los líderes del Partido Comunista Cubano. Sin embargo, no podemos las vivencias cotidianas de los cubanos, de modo completo.

  Los argentinos tenemos y tuvimos imágenes de violación a los DDHH, como puede ser Formosa. Aunque esperemos que, a diferencia de esta ocasión, las noticias sobre la temática no se terminen esta semana.

  Cuando se pensaba que Latinoamérica comenzaba a reconstruir la “Patria Grande”, como sucedía en la primera década del siglo XXI, cuando el kirchnerismo vuelve al poder, AMLO gana en México, Evo en Bolivia y ahora los partidos comunistas en las elecciones en Chile y Perú, la historia frena sus expectativas. La situación de la dictadura cubana dejó de ser un problema de relaciones exteriores para pasar a ser un tema de los cubanos, ya que parece que los grandes países de Latinoamérica se posicionan a favor del régimen.

  Cuba es un muro poco pasable, que más de un presidente trato de romper. No obstante, la esperanza queda en los propios ciudadanos cubanos que actualmente se están levantando contra el régimen. La URSS en 1989 comenzaba su decadencia mediante una implosión. Hoy en día vemos en Cuba algo similar, con los artistas a favor del pueblo y protestas masivas, el cambio en Cuba comienza a observarse lentamente.

  La situación económica, la falta de derechos y la pandemia del Covid-19, fueron varios de los puntos que reunieron a la sociedad en pos de una mejor vida. Los cubanos se cansaron, perdieron el miedo al régimen. Lo perdieron porque no observaban luz al final del túnel. Así que, con oscuridad adelante, no hay nada más que se pueda perder.

  Observando los extremismos que suceden afuera, los argentinos debemos también mirar hacia adentro. No existe grado de comparación entre lo que sucede en Cuba con la totalidad del estado de Argentina, sin embargo, en ambos países vemos como la brecha entre la política y la sociedad crece. Cada vez más no son factores externos los que suscitan los cambios, sino factores internos, es decir, de la misma sociedad civil. Lo vimos en EEUU muchas veces, lo vimos en Chile, lo vemos ahora en Cuba. Si el cambio no comienza desde la gente, como lo dijimos en múltiples notas, nadie se ocupará de ello.

Por Valentín Olavarría

#SOSCuba



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