Si no sanamos nuestro pasado, no podremos avanzar hacia el futuro

  Una nación se construye de sus actos del pasado, de su consentimiento presente y de sus perspectivas futuras. Esta visión la compartía el francés Ernest Renan el cual vivió durante una gran crisis político-militar en su país (fines del siglo XIX), luego de la guerra con los prusianos. Una nación se construye de recuerdos pasados y del deseo de vivir juntos. Es compartir un pasado, pero también una elección del día a día. Esta perspectiva se puede aplicar a la argentina actual, una objetivamente devastada, en una crisis institucional, política, económica, educativa, social y sanitaria. No es la misma situación que la de Francia hace dos siglos, la cual describe Renan, pero se asemejan en un problema interno grave, que puede ser comprendido con la mirada del autor adaptándola a la argentinidad.

  Son muchos los precandidatos de las próximas elecciones que afirman que en las legislativas se juega el futuro del país, es decir, estamos en un momento de inflexión en nuestra historia. En mi opinión, creo que es así, pero por la cuestión de que, si no discutimos nuestro pasado, vamos a postergar cada vez más nuestro futuro, situación que se viene dando desde hace más de un siglo.

  Como los grandes rascacielos se construyen de a pasos, el “gran camino de la vida” también se hace de esa manera. Paso a paso, escalón a escalón, secuencia a secuencia. Por ello, frente a un gran proyecto, es necesario lograr pisadas firmes para poder sostener los que siguen. Si la base de un edificio no es construido de forma correcta, toda la demás estructura se ve amenazada y está en riesgo el tiempo y los recursos que utilizamos para ello. Así, ¿cuáles son los primeros pasos que la Argentina debe dar para edificarse sólidamente?

  La respuesta a esta pregunta es clara: es en el pasado. Desde hace mucho tiempo todos los partidos junto con sus candidatos prometen y hacen campaña proponiendo reconstruir un país, empezar de cero, a partir de las bases. Sin embargo, lamentablemente, todos estos proyectos fracasaron. Ante esto, ¿debemos aplicar las mismas recetas de siempre? Si no han funcionado antes, no van a funcionar ahora. No obstante, es necesario observar qué es lo que aún no hemos podido sanar o solucionar de nuestra historia para poder avanzar hacia un mejor presente y futuro.

  Empezar de cero no es una opción, lo que queda es construir con las piezas que tenemos. Y, el primer (e importante) paso para ello es revisar nuestro pasado y pensarlo nuevamente, para crear una base firme. Parece que muchas veces seguimos discutiendo lo que en el siglo XIX fue la lucha por el sí o no a un federalismo, cuando nos centramos (políticos, periodistas, ciudadanos) en lo que sucede en la provincia y en CABA. Parece ser que volvemos a discutir los números de las víctimas de la dictadura militar, sucedida hace más de cuarenta años. Parece ser que seguimos debatiendo sobre la Ley de Convertibilidad de Menem, hecha hace más de veinte años. Retrotraemos la discusión sobre lo que dice nuestra propia constitución (1853), con el tema del aborto, de la cuarentena, entre otros. Traemos al debate continuamente el tema de los derechos humanos (Formosa, Cuba, Venezuela) que está sostenida por una Declaración de la ONU de más de 70 años. Seguimos debatiendo sobre la inflación, situación superada por el mundo hace más de 30 años. Debatimos sobre la necesidad de una boleta única, cuando la mayoría de los países del mundo ya la utilizan. Estos son algunos, sólo algunos, de los problemas pasados que litigamos en el presente. Ninguna ha tenido una respuesta clara, la palabrería sigue.

  Con todo esto, desde mi perspectiva, es positivo dar esta discusión, pero de manera manifiesta, ya que sería muy negativo comenzar a construir un proyecto de país con heridas del pasado que todavía no fueron cicatrizadas. Un país se construye con todo lo que somos, sin descartar partes. La historia de la Argentina también nos hace a nosotros y, si no llegamos a pactos o consensos sobre nuestro pasado, ¿cómo podríamos construir nuestro presente?

  No quiero vivir en un país donde el futuro siga siendo la discusión sobre la inflación, los derechos humanos, la dictadura, la constitución, la boleta múltiple de papel, el federalismo, etc. Quiero que estos tópicos lleguen a un consenso y una objetividad, para poder discutir temas que ya asoman la actualidad: el medio ambiente, las tecnologías, la educación digital, el nuevo mundo laboral, los robots, la investigación científica, las monedas digitales, entre muchos otros. Estos temas son los que, de no ser solucionados, serán, como los anteriores, parte de la mochila del pasado que nunca logramos solucionar.

  Como afirma Renan, una nación se construye con el pasado y el consentimiento de vivir un presente unidos. Sin embargo, me gustaría agregar que una nación no sólo se construye con un pasado compartido sino también con un pasado incorporado y sanado, para poder tener la voluntad de construir un mejor país en el presente. Estas discusiones se deben dar hoy, en los medios y en las calles, no podemos seguir postergando el futuro en pos de las discusiones del pasado. Démoslas, solucionémoslas, lleguemos a consensos, acuerdos o verdades y, luego, avancemos.

Por Valentín Olavarría



Comentarios

  1. Isabel Quesada29 julio, 2021

    Una nación se construye con chicos como vos, con las ideas bien claras, te felicito. Además, ¡escribís muy bien! y eso es un valor agregado que, para mí, es fundamental (soy correctora). ��

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  2. Excelente!!!que claridad!!!da esperanza que un joven piense así. Podriamos tener otra Argentina con jovenes como este.

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  3. Valentín, como te lo dije por mail, creo que ya hemos discutido suficiente. Ahora debemos aplicar lo que queremos hacer. Quien va a estar contra el voto electrónico o por boleta única? Quien quiere seguir pagando impuestos para mantener gente ociosa? En fin, creo que hay que ir al fondo del asunto. Quienes queremos libertad para hacer o ser esclavos de políticos que se creen iluminados. Abrazo


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