#Iranleaks y la seguridad

    Partiendo de la corriente realista, al seguir la línea de John Mearsheimer, todos los estados poseen facultades ofensivas inherentes -en otras palabras, son capaces de atacar y destruir- y desconfían de la intencionalidad detrás del accionar de los demás estados. En este contexto internacional de incertidumbre, podemos advertir por lo tanto, el valor intrínseco que tiene la seguridad para cada país. Ésta se fundamenta en el objetivo primordial que poseen todos los estados: sobrevivir. Al abordar la temática de defensa es observable que la posición en la que se encuentra situada hoy Irán es, cuanto menos, intrincada.

    Recientemente se comunicó a través de la Organización de Energía Atómica iraní (OIEA) que un servidor de e-mail había sido hackeado desde “una fuente de un país extranjero”, de lo cual asumió responsabilidad el grupo de hackers iraní llamado “Black Reward”. Si bien este tema se encuentra navegando sutilmente por los medios masivos de comunicación, pasando más bien desapercibido, no es una cuestión de secundaria relevancia.

    Consecuente a la falta de respuesta de las autoridades iraníes, al comunicado del pasado 21 de octubre de “Black Reward”, que amenazaba hacer de público conocimiento información hackeada a menos que se liberaran "presos políticos, presos de conciencia y personas arrestadas en las recientes manifestaciones", fueron publicados videos y detalles del plan nuclear de Irán expresando los hackers que: “A diferencia de los occidentales, no coqueteamos con clérigos criminales y si prometemos algo, lo cumpliremos al cien por ciento”.

    El ultimátum de los hackers, que declaró “24 difíciles e importantes horas para la República Islámica empiezan en este momento” fue seguido por la publicación de 50 GB de datos que dicen incluir contenido no menor: planes de construcción nuclear,  contratos de desarrollo atómico con socios rusos,  detalles personales e incluso talonarios de pago de ingenieros y demás empleados,  y un video alegando ser una planta nuclear no especificado. 

    Es imprescindible no dejar de lado otro anuncio reciente de “Black Reward”, quienes dijeron haber hackeado correos internos referentes a Press TV, el medio internacional de noticias del gobierno en inglés evidenciaron las altísimas sumas que deriva el régimen islámico en su máquina propagandística. 

    La nociva filtración que enfrenta la República Islámica de Irán, se suma a su contexto de crisis interna que denota una sociedad colmada de disturbios y creciente caos interno en reclamo a los recientes incidentes domésticos. Una importante proporción de la población no desiste de movilizarse en protesta y el número de detenidos tampoco va en desmedro, lo que no hace más que empeorar la situación.

    La crítica dentro del estado islámico por el desenvolvimiento de policía de la moralidad que resultó en la muerte de la joven de veintidós años Mahsa Amini el pasado 16 de septiembre, se extendió a todo el globo, resultando en una crítica generalizada. La presión a la que se ve expuesto el país por el sistema internacional, frente a la exposición de datos significativos en relación a Rusia y áreas nucleares, es por ahora poco predecible. 

    Todo lo mencionado anteriormente, es de utilidad para analizar la posición de vulnerabilidad en la que se encuentra la administración iraní. Ya desde hace tiempo, el realista Hans Morgenthau postulaba nueve fundamentales elementos que hacen al poder nacional de cada Estado. Entre dichos elementos podemos destacar no sólo aspectos lógicamente deductivos como la geografía, los recursos y la población, sino que además el carácter nacional, la moral nacional y la calidad del gobierno, los cuales sobresalen con relación al tema en cuestión.

    El régimen iraní debe afrontar que el carácter nacional de su población, es decir las características particulares, que los hacen estar dispuestos a realizar sacrificios en defensa de su país, está visiblemente siendo opacado por el enojo de la sociedad frente a la conducta de agentes estatales. También, al evaluar la moral nacional, que en otros términos alude a la propensión del pueblo a aceptar lo propuesto por sus líderes, podemos apreciar un obstáculo para la dirigencia. Desde ya, la aptitud del gobierno para llevar adelante sus políticas públicas planificadas (a lo que Morgenthau llama/denomina calidad de gobierno) no se encuentra en una mejor situación a la luz de la expresa insatisfacción colectiva.

    La desafiante postura de ciertos sectores de la sociedad civil cercena la autoridad estatal, cuestionando la imagen del estado islámico interna, como externamente pudiendo calificar la coyuntura como “el mayor desafío al liderazgo religioso en años”. 

    A su vez, en materia de seguridad, específicamente dentro del big data, cuya relevancia crece exponencialmente para los estados en la actualidad, se suma a un previo incidente de seguridad, en el cual hackers iraníes (“Homeland Justice” en este caso) filtraron datos de la policía de Albania sobre individuos sospechados de ser criminales. Este hecho, en el cual fueron liberados 1.7 GB  de datos criminales, acentúa la recurrencia del uso de los datos como un arma letal.

    
Finalmente, acercando esta problemática a nuestro país Argentina, es perceptible un clima de sospecha e incertidumbre en los medios de comunicación respecto del involucramiento local con el estado islámico en materias poco transparentes como el atentado a la AMIA, incidente del cual la administración argentina hace tan sólo algunas semanas se responsabilizó frente a la Corte Interamericana de Derechos Humanos. 

Por: Nicole Robert.

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