Argentina, tierra de oportunidades.

 Argentina, tierra de oportunidades

 

La política de puertas abiertas de nuestro país, dispuestas a recibir a todos los hombres del mundo que quieran habitar en el suelo argentinolejos de ser una historia anclada entre finales del siglo XIX y principios del XX, es unaque aún sigue viva, aunque ajustada a la nueva realidad que ofrece el convulsionado mundo en el que vivimos.

 

Las pruebas están evidentemente en la Constitución de la Nación, en la que desde su sanción en 1853 se consagran en numerosos artículos la intención y el deber del Estado argentino para con aquellos extranjeros que deseen buscar oportunidades en nuestro país. Pero sin pasar por alto ninguna ley fundamental, la prueba más contundente la tenemos cada uno de nosotros, en nuestro ADN. Ningún árbol genealógico, de la inmensa mayoría de los argentinos, está exento de contener en él al menos un hombre o una mujer que en algún momento arribó a tierras desconocidas con la esperanza de una vida mejor.

 

Y ese último deseo no proscribió, todavía está vigente. A diferencia de hace cien años, el arribo es a Ezeiza, y no al puerto de Buenos Aires. Pero salir de sus países de origen sigue siendo, para muchos, una odisea. Las causas de su desplazamiento tampoco son muy distintas: la guerra y las condiciones socioeconómicas y políticas de su patria hacen que estas personas busquen en otras tierras, por demás alejadas de la suya, las condiciones de paz y estabilidad que cualquier persona necesita para su desarrollo.

 

La criminal y más reciente invasión de Rusia a Ucrania, en febrero de 2022, hizo que escale la violencia de un conflicto originado hace algunos años atrás. No es el propósito de esta nota describir el horror del conflicto, algo de lo que somos testigos a diario a través de los medios de comunicación. Pero como toda guerra, genera desplazados, refugiados y migrantes; la mayoría de ellos mujeres, niños, y aquellos hombres que no cumplen las condiciones para ir a pelear al frente. 

 

Los migrantes de este conflicto armado están repartidos en muchos países del mundo. La gran mayoría de los ucranianos que escapan de la aberrante guerra se trasladan a países vecinos o cercanos. Otros, deciden emprender un viaje un poco más largo. Este último es el caso de Alla Shaforostova, una mujer ucraniana de 49 años que vino a la Argentina en el 2015, luego de la anexión de Crimea a la Federación Rusa, en 2014. Es costurera y abrió su taller en Buenos Aires, donde emplea a ucranianas y rusas que viven en Argentina. 

 

Alla accede a compartir su historia y cuenta que no todos los ucranianos pueden emigrar a lugares lejanos, principalmente porque no todos tienen pasaportes para viajar, y el costo de estos es alto. Además, la decisión de ir a un país vecino está ligada con el deseo de estar cerca y volver pronto a su tierra natal. Los que sí lo hacen, es porque generalmente cuentan con los medios económicos necesarios, y tienen además familiares que ya están viviendo en otros países.

 

“Argentina es mi hogar ahora, acá está toda mi familia. Cuando tuve tiempos complicados en mi vida, Argentina me aceptó, me dio la mano. Yo amo Argentina”, confiesa al mismo tiempo que expresa su deseo por la paz y un punto final al conflicto.

 

Por último, explica que la decisión por Argentina se debe a que es un país “libre, muy respetuoso de los derechos humanos y muy tolerante. Los argentinos son muy amables y amistosos”. 

 

Por otra parte, existen también muchos rusos, que descontentos con el régimen de Putin y desprotegidos de sus derechos fundamentales, deciden abandonar su país en búsqueda de alternativas. Con las razones descritas anteriormente también coincide Denis Eliseev, quien llegó desde Rusia hace nueve meses, y que junto a su esposa tuvieron un hijo, David, que nació en Buenos Aires.

 

Denis es blogger, tiene un canal en YouTube (iLookes activista de derechos humanos. Vivió la primera mitad de su vida en Tajikistán, y la otra en Rusia, donde sirvió durante un año al ejército. 

 

Los rusos que llegan a la Argentina lo hacen porque no necesitan un visado para ingresar al país como turistas. Al consultarle por la razón principal de la elección de nuestro país como destino, entre risas responde que es una pregunta muy popular por estos tiempos, y que las causas principales son dos: el miedo de la gente sobre el adoctrinamiento de sus más pequeños; y la obtención de una ciudadanía para sus hijos que haga que el mismo no sirva al ejército, al mismo tiempo que le dé a sus padres el derecho de residir en Argentina, o un pasaporte para poder viajar a otros países de Europa sin las restricciones que tiene el pasaporte ruso. 

 

Comenta que “desafortunadamente la guerra no condujo a la pérdida del apoyo del gobierno ruso”, al mismo tiempo que destaca la fuerte propaganda del régimen y la supresión de este a la libertad de expresión, principalmente cuando se critica la guerra.

 

Denis confiesa que por el momento no planea volver a Rusia, pero tal vez contemple la posibilidad en cinco o seis años. Describe que en su país la opinión está dividida en al menos dos o tres campos, y piensa que “mientras Vladimir Putin gobierne Rusia, la guerra no terminará”.

 

Algunos, buscan cambiar de vida y encontrar la paz en un país que según ellos, los recibe con los brazos abiertos y gente encantadora. Otros, además, ven la oportunidad de conseguir alternativas para su nacionalidad y las limitaciones que implica su pasaporte, como el ya mencionado caso de las embarazadas rusas que deciden tener a sus hijos en la Argentina, aprovechando los beneficios del derecho de suelo (ius solis) que rige en nuestro país. 

 

La cuestión de la inmigración es una que puede generar controversias y descontentos en los sectores más nacionalistas de cualquier país, pero sin descuidar los intereses propios como nación, existe en el aporte de quienes provienen de otras culturas o pueblos la posibilidad de enriquecerse como sociedad. Ya veía esto Alberdi en sus Bases, cuando pensaba a la inmigración como una de las claves para el desarrollo de la Argentina. Y si bien aquel texto que inspiró a la Constitución refiere a la inmigración europea, a la luz de los tiempos que corren sería no solo interesante, sino también importante, aplicar la misma lógica más allá de las fronteras del viejo continente. 

 

Los testimonios que hacen al corazón de estas líneas ayudan a pensar la atrocidad de la guerra y sus más duras consecuencias, como lo será el dolor del destierro, combinado con la expectativa de un nuevo comienzo que promete nada menos que la paz. Un sentimiento que será propiedad solo de quienes perciben esas emociones. De aquellos que alguna vez se encontraron en un escenario tal vez inimaginable o inesperado, víctimas de decisiones ajenas que torcieron el rumbo de sus propias vidas.

 

Pero también son revelaciones que invitan a pensar nuestra propia sociedad, una que por lo visto ha tenido unas bases tan sólidas que todavía se mantienen. Una que no ha dejado, a lo largo de su historia, de ser receptiva y cálida con todos aquellos que vienen a probar suerte a nuestrpatria

 

Argentina sigue siendo, afortunadamente, una tierra de oportunidades. Un suelo que recibe ilusiones, y ofrece esperanza.


Por Santiago Argañin.

 




 

 

Comentarios

  1. Argentina fue es y será un crisol de Razas lastima que con los gobiernos gobiernos de turnos nuestra Raza tenga que Emigrar A otros países sea por trabajo o mejor calidad de vida

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