El reingreso de Argentina a UNASUR: ¿una cuestión ideológica?

 El día martes 21 de marzo, el presidente Alberto Fernández anunció que Argentina vuelve a la Unión de Naciones Suramericanas (UNASUR) en  una reunión junto a los integrantes del Grupo de Puebla, foro político representante de la izquierda latinoamericana, y del Consejo Latinoamericano de Justicia y Democracia (CLAJUD), en el Salón de los Pueblos Originarios de la Casa Rosada.¿Qué significa la reincorporación?

A modo de introducción, UNASUR se trata de una organización intergubernamental dotada de personalidad jurídica internacional, que tiene como objetivo final lograr la integración de los países sudamericanos. Fue fundada el 23 de mayo de 2008, a partir del Tratado Constitutivo de UNASUR (TCU), periodo durante el cual se dio la “marea rosa”, es decir, aquel proceso mediante el cual los gobiernos de distintos países dieron un giro hacia la izquierda, principalmente en Latinoamérica. Este tuvo lugar en la Ciudad de Brasilia, y fue ratificado por Argentina el 2 de agosto de 2010. 

En un primer momento, grandes expectativas fueron depositadas en la organización, debido a que era vista como un medio para el crecimiento conjunto y para proteger a los “países hermanos” de la influencia estadounidense. Incluso, en un principio tuvo utilidad para resolver conflictos fronterizos. Sin embargo, ésta terminó por entrar en crisis a los años. 

En primer lugar, muchos de los desequilibrios se produjeron por los mismos recambios de los gobiernos, lo cual también significó una transformación ideológica, acompañado por ideas muy diversas entre sí, lo que produjo una parálisis. 

A su vez, se dio una situación de acefalía hacia el interior del organismo por más de dos años, debido a que los países no lograban ponerse de acuerdo respecto al próximo secretario general.

Por último, es sabido que América Latina es víctima recurrente de  problemas económicos, por lo cual muchos países desistieron a seguir invirtiendo dinero en una organización como ésta: sin consensos, sin autoridad, o instituciones eficaces.

De esta manera, muchos países optaron por abandonar el Tratado, tal como lo hizo Argentina en el año 2019 junto con Brasil, Colombia, Ecuador, Chile y Paraguay, mientras que un año después replicaba esta decisión la República Oriental del Uruguay. Los países que continúan formando parte de UNASUR hoy son Bolivia, Guyana, Perú, Surinam y Venezuela.

Hoy en día, la organización ni siquiera tiene una sede permanente, y el último encuentro del Consejo de Jefas y Jefes de Estado y de Gobierno se produjo en el año 2014. 

Entonces, ¿Por qué, luego de que UNASUR haya sido una experiencia fallida en términos de eficiencia, el Presidente de la Nación anunció su reincorporación días atrás?

En síntesis, Fernández argumentó que volver a UNASUR significa apostar por la unión y reconstrucción latinoamericana, motivando el crecimiento de la región. Así lo manifestó también Lula Da Silva, actual presidente de Brasil, sosteniendo que la “reorganización” de UNASUR sería una de las misiones diplomáticas a llevarse a cabo durante su gobierno.

Podemos sostener que las ideas de integración y hermandad fueron un motor para que Argentina tome la decisión, no solo de unirse a UNASUR allá por el 2008, sino también de reincorporarse.  

A su vez, podemos añadir que ambas decisiones también se vieron influenciadas por una coyuntura particular: un nuevo giro a la izquierda en América Latina, no necesariamente por la existencia de un recambio ideológico hacia el interior de las sociedades, sino que, en la mayoría de los casos, se trató del famoso “voto castigo”, haciendo que en Latinoamérica se tengan oficialismos que no ganan elecciones. Al detenernos en cada país en particular, observamos que las principales economías de la región hoy en día están gobernadas por partidos de este tinte ideológico: Argentina, Brasil, Chile, Colombia y México. A su vez, existe un grupo de países que se presenta como un “caso crónico”: Venezuela, Cuba, Nicaragua. 

Teniendo en cuenta que fue durante el gobierno de Macri que Argentina abandonó UNASUR, es evidente que, en línea con lo mencionado anteriormente, se tomó una decisión contraria al gobierno del turno anterior, lo cual también evidencia la inestabilidad de nuestra política exterior. 

Los procesos de integración son positivos tanto para Argentina en particular, como para la región en general. Sin embargo, es importante evaluar los costos y los beneficios de esta decisión, tratándose de una organización que no logró los objetivos propuestos. También, es relevante no ignorar las verdaderas intenciones detrás de la reincorporación: ¿Realmente se considera que UNASUR puede lograr una integración competente, o se trata meramente de una postura ideológica?

Por Juliana Inda, estudiante de la Licenciatura en Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales.

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