Expulsados y excluidos: los desafíos de la Argentina que viene

El pasado 30 de marzo, desde el Instituto Nacional De Estadísticas y Censos (INDEC) se dieron a conocer los índices de pobreza e indigencia correspondientes al último trimestre del año 2022. De acuerdo a esta metodología de medición, en la República Argentina tenemos un 39,2% de pobres y un 8,2% de indigentes, a pesar de la caída del desempleo y el incipiente crecimiento de la economía. La rápida difusión de estos resultados llamó la atención inmediatamente y preocuparon tanto a la población como a la clase dirigente. Una de las primeras funcionarias del Gobierno Nacional en pronunciarse fue Victoria Tolosa Paz, actual ministra de Desarrollo Social quien dijo, “es un número que nos duele, nos ocupa, y por eso trabajamos todos los días para combatirlo”. Sin embargo, las políticas aplicadas para reducir la pobreza parecen ser insuficientes. Detrás de estas cifras, lo que encontramos son 18.679.605 argentinos que son pobres y 3.859.816 que son indigentes, o sea personas que no llegan a consumir la Canasta Básica Alimentaria (CBA). Dicho de otro modo, no consumen los requerimientos kilocalóricos y proteicos imprescindibles para realizar una actividad diaria moderada. Si miramos el número de pobreza detenidamente, vemos que en el segundo semestre de 2021 la pobreza era del 37,3 % y pese a tener una leve mejora en el primer semestre de 2022, el número volvió al alza.

Otro dato preocupante tiene que ver con el fenómeno sociológico de la “nueva pobreza”, que tiene sus orígenes en la Argentina a finales de la década del 80 y principio de los 90 con las hiperinflaciones. Estos denominados “nuevos pobres”, suelen ser personas con niveles educativos altos y con trabajo ya sea formal o informal, pero que por cuestiones de inestabilidad macroeconómicas no llegan a cubrir necesidades básicas y como consecuencia de su nueva realidad, se ven en la obligación de reducir gastos. Por ejemplo, dejan de pagar los estudios de sus hijos (primarios, secundarios o universitarios), reducen el plan de cobertura de las obras sociales/ prepagas e incluso se ven obligados a acudir a un comedor o merendero para poder alimentarse. Es decir, antes vivían bien y ahora no. Se cayeron del sistema, fueron expulsados.

En este caso, podemos decir que Argentina está siendo testigo de un fenómeno extrañísimo. Actualmente tiene un alto número de trabajadores registrados- en blanco- que son pobres, incluso hasta con dos o más oficios y ricos que son “informales”. Es decir, que mueven grandes sumas de dinero en efectivo, pero su mayoría en el anonimato. Perplejidades argentinas.

Otro dato escalofriante se vincula directamente con el futuro y porvenir de la Argentina. El 54,6% de niños y jóvenes menores de 17 años viven en hogares pobres. O sea, no tienen los recursos económicos suficientes para costear una canasta básica. Esto quiere decir que aproximadamente 7 millones de adolescentes tienen comprometido su futuro ya que, al nacer y crecer en un entorno desfavorable, con privaciones alimentarias, de salud y en muchos casos educación, se ven obligados a salir a trabajar para poder comer. Como consecuencia, al abandonar de forma temprana sus estudios, los trabajos a los que van a poder acceder el día de mañana están ligados a la informalidad, es decir no van a recibir los aportes y beneficios sociales correspondientes y van a estar excluidos de las subas salariales pactadas por los sindicatos, ergo se repite el circulo del que, hasta el momento, es difícil de salir.

A esta compleja situación social hay que añadirle un nuevo problema: la inflación estimada para 2023. Si uno mira detenidamente los últimos resultados que arrojo el INDEC para enero (6%) y febrero (6,6%) y la proyecta de forma interanual, se espera una inflación por encima del 100%, un récord en más de 30 años. Frente a este escenario de incertidumbre lo que se espera es, por un lado, un nuevo aumento de la Canasta Básica Total y, por el otro, un deterioro del poder de compra de los asalariados. Por ende, como el ritmo de los salarios aumenta por debajo de la inflación, hay que esperar más pobres e indigentes para el primer semestre de este año. Hay que ver cuáles son las medidas que se esperan para frenar este efecto inflacionario que erosiona el poder de compra de los salarios y cuáles son las propuestas de los candidatos para revertir esta situación de cara a los próximos 4 años. Hasta el momento, solo críticas y fuego cruzado entre oficialismo y oposición y como siempre, en el medio la gente.

Otro fenómeno que comienza a hacerse más visible en la Argentina y en América Latina tiene que ver con los denominados “excluidos” que ya no solamente representan a aquellos que no tienen un ingreso formal y no son considerados por el sistema, sino que, en palabras de Eduardo Fidanza, son aquellos que sienten ira y rechazo por los gobernantes. Estas personas consideran que la política les falta el respeto, no los atiende y por ende no se sienten parte de un gran acuerdo político. Eso genera resentimiento porque sienten que no se los considera como iguales. Sin embargo, la política argentina parece no ver este fenómeno que hace unos años atrás, este enojo contra el establishment, en parte, fue lo que explico la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca.


Decimos esto ya que la clase dirigente argentina parece seguir apostando como estrategia electoral, en un año clave, a la grieta entre macristas y kirchneristas, cuando el fenómeno parece haber tomado otro sentido: incluidos vs no incluidos. Es decir, aquellos que están en la grieta (los incluidos) y quienes están fuera del sistema, los enojados, los excluidos. Frente a este panorama, quien mejor está representando este enojo es Javier Milei, precandidato a presidente por la Libertad Avanza que no para de crecer en las encuestas, gracias al apoyo sobre todo de jóvenes y personas en situación de vulnerabilidad social. Él, con su discurso “anti- casta” donde identifica a todo el arco político como tal y de repudio al sistema es quien mejor representa esta nueva dualidad entre todos los políticos (ellos) y quienes tienen animadversión y rechazo hacia estos, ya no solo macristas o kirchneristas, sino todos. Un claro ejemplo de esto es el grupo de “Los Copitos” o Revolución Federal que, al sentirse ofendidos por parte de los políticos, tomaron medidas directas contra la vicepresidente Cristina Fernández de Kirchner el 1 de septiembre de 2022 en un intento de asesinato. Este grupo, en declaraciones previas se había manifestado no solo en contra del kirchnerismo, sino también en contra de Juntos por el Cambio, Rodríguez Larreta y Mauricio Macri.

Sin embargo, en esta representación de hartazgo y rabia no está solo, aparecen también en el arco opositor al gobierno del Frente de Todos, dos figuras que son Facundo Manes y Patricia Bullrich. Todos parten del mismo diagnóstico y es que la Argentina necesita un cambio y este debe ser definitivo. En el fondo, quienes los siguen férreamente no se preocupan tanto por el contenido de sus políticas públicas o sus propuestas como por ejemplo eliminar el Banco Central, sino por el mero hecho de representar su bronca. Los 3 cumplen la función de representar a los que no están siendo tenidos en cuenta, a quienes el sistema expulsa y mantiene en los márgenes de la sociedad.

Para concluir, frente a este escenario de crisis de representación y exclusión tanto por ingresos, es decir personas que se encuentran bajo la línea de la pobreza e indigencia, como por indiferencia o falta de respeto, va a ser interesante ver cómo los candidatos a presidente van a atender ambas cuestiones. Van a estar obligados, no solo en campaña, sino en el ejercicio del poder a partir del 10 de diciembre de este año, de poner en práctica una serie de reformas para que aquellos sectores que se encuentran excluidos se sientan parte de un todo y de un gran acuerdo, y que aquellos que cayeron y fueron expulsados puedan recuperar su estándar y calidad de vida. El desafío es enorme, sobre todo cuando el Estado ha perdido parte de sus capacidades estatales y en muchos casos representa más una carga antes que una solución a una necesidad. 

Por Lucas Carone



 

Comentarios

  1. Gran nota! Ansioso por ver qué sucede en las elecciones y que le depara al futuro de este país.

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  2. Excelente nota Lucas.
    Sin duda una visión muy concreta de la actual situación.
    FELICITACIONES!!!

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  3. Muy bueno,excelente ojalá se pueda dar lo necesita él país felicitaciones y gracias

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  4. 👏👏 muy bien explicada la realidad en la que estamos inmersos. En nuestras manos esta cambiar nuestros destinos y librarnos de los dirigentes que desde sus opulentas vidas quieren hacernos creer que pueden entender y/o representar a los excluidos y expulsados. SBS.

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  5. Excelente descripción de la situación que atravesamos. Muy buena nota.

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