Este 2023 es un año electoral: en todas las provincias de Argentina se vota no solo el cargo a presidente, sino que también los cargos ejecutivos y legislativos, quedando exceptuadas Corrientes y Santiago del Estero, quienes realizaron sus elecciones en el 2021 al ejercer sus facultades provinciales.
Sin dudas, uno de los actores de este escenario es Javier Milei, quien, gracias a sus resultados electorales en 2021, las menciones en los medios y sus porcentajes en las encuestas, hace que los demás actores no solo se concentren en sus propias campañas sino que también estén atentos al accionar del Diputado Nacional y su crecimiento como precandidato a presidente. Un ejemplo de esto es cómo la vicepresidente, Cristina Fernández, en su última aparición pública identificó como el principal contrincante a “La libertad Avanza”.
El fenómeno de Javier Milei sigue sorprendiendo, pero también lo hace su estrategia electoral. Frente a las elecciones provinciales, algunos distritos decidieron desdoblar las elecciones, es decir, que no coincida las elecciones provinciales con las nacionales. Durante los primeros días de mayo, el partido de Milei, “La Libertad Avanza” (LLA), decidió bajar el apoyo a las candidaturas locales mediante un comunicado que cita lo siguiente:
“Las únicas elecciones provinciales adelantadas en las que estamos participando son aquellas que han sido comunicadas oficialmente (…). Ninguna otra agrupación tiene el aval ni la autorización de nuestro espacio para utilizar el sello, nombre o marca de La Libertad Avanza ni de Javier Milei”.
A esto se le suman varias declaraciones de dicho espacio proclamando que el gran objetivo es la candidatura presidencial de su líder Javier Milei y dirigiendo todos los recursos tanto económicos como humanos (por ejemplo, spots publicitarios o fiscales) a disposición del candidato principal de LLA. Esto significa que, para los partidos que acompañan la candidatura de Milei a nivel provincial, quedará a su discreción y responsabilidad competir en las elecciones utilizando sus propios sellos partidarios. Sin dudas, la decisión tomada es totalmente coherente con su discurso político, el cual va en contra de la casta política y mantener sus modos de acción.
Pero, esta estrategia lleva a hacerse dos interrogantes: En primer lugar, en la instancia electoral, ¿cómo se puede llegar a la Casa Rosada sin un despliegue nacional? El fenómeno del PRO, habiendo ganado Mauricio Macri la presidencia, es un ejemplo indicado para demostrar que esto es necesario.
Sus orígenes se dieron en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, pero, llegado el 2015, este partido empezó a extenderse y acompañar candidaturas en todos los niveles y territorios del país. Estableció una alianza electoral llamada “Cambiemos”, la cual contaba con la participación de la UCR, partido el cual siempre se destacó por su despliegue partidario a lo largo de toda la Argentina. Es una realidad que a final del día la instancia electoral no deja de ser igual que un mercado económico. Autores como Schumpeter siguen esta línea que expresa que se debe pensar a la democracia como un mercado económico en el cual existe una oferta, que son los líderes políticos; consumidores, que son los votantes; y bienes, que en el mercado políticos son los candidatos (el producto de los partidos); todo englobado en la competencia. De este modo, no deja de haber personas que deciden si comprar o no ese producto, como en este caso sucede con Milei y su discurso político con sus propuestas para la Argentina. Muchas de las encuestas que se publican en los distintos medios de comunicación muestran cómo la proposición de Milei y su figura son atractivas para los potenciales votantes, al punto tal que en los escenarios planteados LLA dejaría atrás a candidatos del Frente de Todos.
El segundo escenario por analizar es a nivel gubernamental. Llegado el caso de que La Libertad Avanza consiga ganar la presidencia, ¿cómo piensa gobernar si durante la campaña no permite usar el sello partidario ni la imagen de su fundador a los partidos que apoyen esta candidatura presidencial? ¿Cómo piensan conseguir apoyos locales? Más allá de que Argentina sea históricamente un país con un presidencialismo muy fuerte, también es una realidad que es un país federal con gobernadores igual de firmes, en donde en muchas provincias se refieren a ellos como “caudillos” haciendo referencia al poder político con el que cuentan. Este desafío no es solo en los territorios provinciales, sino también en la misma Capital Federal, en la cual se encuentra el Congreso Nacional, lugar en que las provincias, de manera concurrente o no, van a elegir sus Diputados y Senadores para ser representados en este espacio. Siguiendo esta línea, ¿se puede gobernar sin una estructura partidaria? Es conveniente traer el concepto de disciplina partidaria que “hace referencia a la habilidad de los partidos para lograr que sus miembros voten del mismo modo en el parlamento” (Mustapic, 2000), en este caso sería en el Congreso. Las dos grandes coaliciones electorales y de gobierno que competirán con Milei, van a tener sus propias estrategias y objetivos legislativos, además de que ninguna de ellas comulga con las ideas y valores del libertario, entonces es muy difícil de imaginar que los proyectos presentados por ese espacio se promulguen como leyes.
En conclusión, una vez más Milei sorprende con sus decisiones, yendo en contra de las acciones clásicas de la casta política, pero un análisis e interrogantes al respecto son necesarios plantear frente a esta nueva oferta en el mercado político. La cual, sin dudas seduce a gran parte de la sociedad y sobre todo a los más jóvenes. Evidentemente, la decisión tomada en LLA es posible de ser interpretada como una confianza casi ciega en la estructura armada en algunos puntos del país como la provincia de Buenos Aires y, sin dudas, en su protagonista: Javier Milei, tanto en el nivel electoral como en el posible nivel de gestión.
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