Por Sofía Kasirer
IG: sofikasirer
Irán ha desempeñado un rol determinante en cuanto a la
geopolítica de Medio Oriente buscando establecerse como una gran potencia
regional.
La revolución iraní de 1979 provocó un cambio político,
social y económico al derrocar al Shah y establecer leyes islámicas. La
creación de la República Islámica no sólo reemplazó la monarquía por una
república, sino que también llevó al aislamiento de Irán en el contexto
regional ya que la transformación a un estado teocrático marcaba una diferencia
con los sistemas de gobierno de otros países vecinos. Hoy en día, Irán se
encuentra bajo el liderazgo supremo del
Ayatolá Alí Jamenei: es el jefe de Estado, Comandante en Jefe de las Fuerzas
Armadas iraníes y es quien controla el Cuerpo de la Guardia Revolucionaria
Islámica.
Fue fundada tras la Revolución Islámica de Irán en 1979 y
mantiene un rol destacado, separado de las Fuerzas Armadas, para defender el
país ante amenazas internas y externas.
Se puede considerar como una fuerza de combate
institucionalizada, con capacidades de fuerzas terrestres, navales, aéreas y un
comando cibernético.
Esta Guardia Revolucionaria mantiene lazos con otros grupos en la región, conocidos como los "proxys iraníes", que realizan ataques y respaldan a Irán en su objetivo de expandir su influencia regional. Aunque algunos de ellos operan independientemente de Irán, se los considera como “eje de resistencia” contra Occidente. Estas son las principales y más activas células iraníes en la región:
Quds:
Fue el primer grupo que tiene su origen como una rama de la Guardia Revolucionaria, vinculándose con grupos afganos, iraquíes y libaneses; esto era a través del entrenamiento, provisión de armas y asesoramiento militar que permitía desplegar el poder y la influencia iraní en el resto de la región. Los Quds, son el mayor punto de contacto con los otros grupos que operan en nombre de Irán. Considerados como uno de los mayores instrumentos de la política exterior iraní, operan de manera encubierta y muchas veces abiertamente en diferentes partes del mundo, relacionándose con Hezbollah y los grupos chiitas en Irak y Afganistán.
Hezbollah:
Surge en el Líbano, precisamente en el año 1982, en pleno
desarrollo de la guerra civil libanesa. Sus bases son chiitas, compartidas con
Irán, y posee su propio partido político y maneja posiciones poderosas en el
sector económico del Líbano. Este grupo mantiene respaldo financiero y militar
de Irán y ha servido de modelo para otros grupos de la región.
Hamás:
Es el movimiento de resistencia islámica ubicado en Palestina que rechaza la existencia del Estado de Israel. No suele considerarse como un proxy directo de Irán, pero controla la Franja de Gaza desde el año 2007 y es respaldado con fondos y armamento: “Hamás le ha ayudado a Irán a hacer realidad una ambición de años de rodear a Israel con legiones de paramilitares, incluidas otras facciones palestinas y el Hezbollah del Líbano”.
Hutíes:
Grupo armado chiita que controla gran parte del territorio de Yemen, especialmente de Saná, la ciudad capital. Surgió en la década de los años noventa, como producto de la gran influencia saudí en el territorio, y ganaron su mayor influencia en el año 2014, cuando se rebelaron contra el gobierno yemení; muchos especialistas sugieren que este grupo chiita no debería ser visto como un representante iraní, ya que cuenta con su propia base e intereses.
El papel Irán en Medio Oriente es multifacético, y se ve claramente reflejado en el accionar de la Guardia Revolucionaria: las alianzas estratégicas y el financiamiento a los diversos grupos armados permitieron que se expanda su influencia. Desde Hezbollah en el Líbano, que ha marcado una evolución hasta convertirse en una fuerza política y militar dominante, o los Hutíes en Yemen que lograron desestabilizar la región: todos estos grupos son extensiones del poder con sede en Teherán, para rivalizar con los enemigos regionales, principalmente con Israel. Otro punto interesante es la conexión que existe con Hamás: una alianza muy pragmática, ya que el apoyo financiero y militar ha sido clave para la supervivencia y efectividad del grupo terrorista palestino.
A modo de conclusión, estas células iraníes permiten un
desarrollo de la política exterior en el cual Irán pueda preservar sus
intereses estratégicos en un caliente territorio como lo es Medio Oriente,
presentando así desafíos a la seguridad global, que va más allá de la región.
Comentarios
Publicar un comentario
Dejanos tu opinión acerca del tema.