Informe sobre la batalla de Pradera del Ganso

Por Fabricio Marcos Fioretti



PRADERA DEL GANSO es el nombre que lleva el asentamiento ubicado en el llamado Istmo de Darwin, un pasillo que conecta de norte a sur la isla Soledad. En sus alrededores se encuentra un pequeño aeródromo con una pista de tierra y al norte del poblado una escuela. Presenta una cadena de colinas que cortan horizontalmente el mismo, entre ellas la más notable, es la colina boca, donde se encuentra un corral de piedras, construido por gauchos en el siglo XIX al que se denomina “Boca House”, el Istmo carece de vegetación arbolea y en este vivían alrededor de 100 habitantes, entre ellos el dueño de la “Falkland Island Company”.

Posteriormente a la recuperación de las islas Malvinas el 2 de abril de 1982 el asentamiento fue ocupado por la compañía C del Regimiento de Infantería 25 (RI 25) a cargo del teniente primero Esteban, luego se crearía en el aeródromo la Base Aérea Militar “Condor” donde se asentaría una escuadrilla de Aviones Pucará, y prestarían seguridad dos secciones de fusileros de la escuela de aviación militar, efectivos de la compañía de policía militar, con sus respectivos apoyos logísticos, y sería reforzada con 6 cañones antiaéreos bitubo Rheinmetall de 20mm pertenecientes al escuadrón antiaérea de la IX Brigada Aérea que serían colocados en los extremos del aeródromo, dando cobertura aérea al mismo. Para el 30 de abril llegaban dos compañías de infantería del Regimiento de infantería 12 (RI 12) una sección del RI 8, una batería del Batallón de defensa antiaérea 601, y una batería del Grupo de Artillería Aerotransportada 4.

Sobre las colinas de Darwin se ubicó la compañía A del teniente primero Manresa y en el extremo Oeste de la cadena de colinas, en Boca House, la sección del RI 8 al mando del subteniente Aliaga. En la escuela la sección Bote del RI 25 al mando del teniente Estévez.

Cabe destacar que, ante el temor por la presencia de submarinos nucleares, gran parte del material con el que contaba el regimiento había quedado en el continente, por lo que, durante el resto de la contienda, las unidades deberían apalearse sin gran parte de su material tanto logístico como bélico. Esto disminuiría en gran medida su efectividad en combate y su capacidad de enfrentar las inclemencias del terreno. No así su voluntad de lucha.

Así quedó conformada la Fuerza de Tareas Mercedes, comandada por el teniente coronel Ítalo Piaggi, jefe del RI 12, la cual quedaría bajo la orbita de la III Brigada de Infantería al mando del General de Brigada Omar Edgardo Parada. Esta agrupación tendría el rol de ser una reserva aeromóvil que prestaría apoyo a la Agrupación Ejercito “Puerto Argentino” comandada por el general de brigada Oscar Luis Jofre, jefe de la X Brigada de Infantería.

El 21 de mayo desembarcarían en San Carlos, por lo que se envía a una fracción denominada “Equipo de Combate Güemes”, quienes sin éxito intentarían oponer resistencia al desembarco, a pesar de esto las fuerzas terrestres británicas y emprenderían la marcha hacía Puerto Argentino, sin embargo, ante la amenaza que representaba la guarnición argentina en Darwin se decide enviar al 2do Batallón de paracaidistas británicos para conquistar las posiciones argentinas. Cabe destacar que estos tenían la expectativa de encontrar tropas desmoralizadas que, según les habían informado, se rendirían fácilmente.

El 25 de mayo, el general Parada establece la Orden de Operaciones 506/82 la cual establecía adelantar la compañía A del RI 12 hacia el norte del Istmo, donde la falta de medios haría que las tropas se asentaran en posiciones muy precarias. Otra de las directivas, era adelantar la batería A del Grupo de Artillería Aerotransportado 4 para realizar fuego de hostigamiento sobre las alturas donde presuntamente se encontraba el enemigo. Es así como luego se emitió la orden de operaciones 507/82 la cual tenía como directiva principal realizar ataques de desarticulación sobre posibles lugares de concentración de las tropas británicas, para “perturbar, hostigar, y desconcentrar al enemigo”

Esta orden fue puesta en marcha durante la noche del 26 de mayo y la madrugada del día 27, en la que la Compañía A emprendió la marcha hacia los montes Cantera y Usborne, sin embargo, allí no solo no encontraron tropas enemigas, sino que, en un momento dado, un soldado efectuó un disparo accidental provocando que el resto de la tropa empezara a disparar a ciegas en la oscuridad. Al regresar a sus posiciones, las tropas se encontraban exhaustas.

Durante todo el día 27 las tropas se vieron hostigadas tanto por el fuego naval británico, como por la presencia de patrullas de exploración que cada tanto iniciaban un tiroteo.

A las once de la noche de ese mismo día se inicia un fuerte cañoneo naval sobre las posiciones de la compañía A, luego fuego de morteros y finalmente, la infantería británica abrió fuego sobre las posiciones argentinas, iniciando el ataque sobre las posiciones de la primera sección del teniente Garra, que pronto fue sobrepasado, en el caos, se inició un repliegue desordenado, lo que causó confusión en el resto de las posiciones , las cuales al pensar que se trataba de un repliegue general, comenzaron a abandonar sus posiciones y replegarse a las colinas de Darwin. Para el día 28, el jefe de la Ca A, el teniente primero Manresa, solo contaba con 20 de los casi 100 efectivos que poseía. La gran mayoría había sido tomada prisionero.

Mientras tanto se le ordenó al Subteniente Peluffo reunir una sección con el personal de servicio y dirigirse a las antiguas posiciones del RI 12, a estos se le sumaron la sección Bote del RI 25 al mando del teniente Estévez y una sección de exploración que se venía replegando.

A las 7 de la mañana se empezaron a divisar a unos 500 metros siluetas humanas en formación de combate, temiendo que se tratase de efectivos del RI 12, Peluffo ordenó al cabo Miño y al soldado Moschen que fueran a reconocer y al avanzar unos metros fueron abatidos por una ametralladora enemiga. Estévez rápidamente ordenó tomar posiciones y comenzó el intercambio de disparos.

La estrategia empleada por los británicos era simple: Realizar un ataque de ruptura por el flanco izquierdo, donde se encontraba la sección del RI 8, es decir, buscar penetrar a través de la posición defensiva (en el punto más débil) del adversario abriendo, consolidando y ensanchando una brecha que rompa la continuidad del dispositivo.

Por ello mismo se decide atacar boca house con dos compañías de paracaidistas: las compañías B y C, mientras que la Ca A atacaría las colinas de Darwin y la Ca D actuaría como compañía de reserva.

Cabe destacar que una sección de infantería ronda entre 30 y 40 hombres, mientras que una compañía de paracaidistas británicos está compuesta por aproximadamente 100 hombres. Es decir que la sección de Aliaga se enfrentaba a dos compañías de infantería en una desventaja de casi 3 a 1.

Al iniciarse el combate en Darwin todo el mundo busco rápidamente cobertura, en ese momento se empezaron a dar las primeras bajas, y el tiroteo se volvía cada vez más intenso, el fuego de ametralladoras argentino se mostraba eficaz, entre ellas la del soldado conscripto Oscar Ledesma. En ello el teniente Estévez, en medio de la balacera se movía de pozo en pozo, impartiendo ordenes a sus subordinados, aun siendo herido en numerosas ocasiones.  En un momento le ordena al soldado Buffarini tirar con el lanzacohetes hacía el cementerio abandonado, donde los británicos habían instalado un nido de ametralladoras.

El teniente Estévez, a pesar de las heridas recibidas seguía combatiendo, y al ver que uno de sus conscriptos fue herido en la cabeza, este le puso su casco. Sin embargo, al asomarse del pozo para observar recibió un disparo en el ojo que lo tiró al piso, luego de balbucear unas palabras, murió.

Al ver esto el conscripto Sergio Rodríguez tomó la radio que portaba el teniente y se comunicó con el puesto comando para pedir ordenes, a lo que el mayor Frontera, segundo jefe del RI 12 le instó a aguantar hasta la llegada de dos aeronaves pucará y que aprovecharan para replegarse.

Los británicos al no poder conseguir ningún progreso en el asalto gracias a la eficacia de las ametralladoras argentinas logran reagruparse y reanudar el asalto sin éxito puesto que habían lanzado humo para cubrirse y con el viento en contra quedaron al descubierto, siendo abatidos por la ametralladora MAG del soldado conscripto Ledesma.

Momentos después, desde el pozo pudieron detectar a tres ingleses avanzando hacía una posición argentina, ocupada por integrantes del RI 12, quienes se habían quedado sin munición y no podían hacer nada más que observar como se acercaban los paracaidistas.

Ledesma observó esto y rápidamente giró su MAG y disparó una ráfaga que impactó de lleno en las tres figuras, momentos después uno de ellos, ya herido de muerte, intento tomar una granada de mano, por lo que Ledesma se paró y con la ametralladora disparó nuevamente, matando, sin saberlo al jefe del segundo batallón de paracaidistas británicos: el teniente coronel Herbert Jones.

En este momento toma el mando del batallón el Mayor Chris Keeble quien decide emplear la compañía D para apoyar a la Ca A, en ese momento, el volumen de fuego se incrementó, lo cual impactó fuertemente en las posiciones argentinas, que hasta el momento habían logrado mantenerse en pie. La falta de munición y la cantidad de heridos, cada vez en aumento, hacían que la resistencia se fuese desmoronando.

Ya cerca del mediodía, los ingleses empezaron a ocupar las posiciones argentinas, muchos al ver que ya no había forma de seguir combatiendo empezaron a rendirse. Los que pudieron, se replegaron hacia el pueblo.

Los ingleses al tomar a los prisioneros, los bajaron de la colina y los posicionaron boca abajo, a algunos los golpearon, en especial al conscripto Ledesma, por haber sido quien mató a Jones, otros, además, fueron despojados de sus bienes personales. Luego fueron llevados a la retaguardia donde pasaron la noche del 28 a la intemperie.

El combate de la sección del RI 8.

La sección del subteniente Aliaga estaba apostada en una loma al oeste del Istmo, en el flanco izquierdo del dispositivo defensivo, y constituía a su vez el punto más débil de la defensa. C

Con las primeras luces del día comenzaron a divisar el movimiento de tropas enemigas, y juzgando por el tiroteo que se estaba desarrollando en Darwin, sin dudar el subteniente ordenó fuego libre. Los británicos, ahora bajo fuego de ametralladora, utilizaron granadas de humo para replegarse hacia una línea de arbustos que les permitió cierto encubrimiento, para luego reorganizarse y momentos después reanudar el ataque.

En un momento el volumen de fuego se fue incrementando, y el subteniente pudo divisar una formación enemiga tratando de rodearlos por el flanco izquierdo, y trató de advertirles a los operadores de la MAG, sin embargo, al no oír sus advertencias, decidió salir del pozo y en ello recibió un impacto en el cuello, al caer, fue arrastrado hacia el puesto comando, donde si bien no perdió el conocimiento, no podía hablar.

En ese momento, el conscripto que manejaba la MAG, pudo ver como se acercaba un misil, en el instante les advirtió a sus compañeros y apenas pudo tirarse al suelo cuando una explosión tiró abajo el techo de chapa del puesto, hiriéndolo al caerle en la espalda la viga que sostenía el techo.

Las esquirlas de la explosión le hicieron estallar las municiones de la otra ametralladora MAG dejándola inutilizada. Ya sin ametralladoras y sin municiones para seguir combatiendo, Aliaga, apenas pudo ordenar el repliegue de aquellos que estuvieran en condiciones de hacerlo, y posteriormente, a los heridos les hizo deponer las armas y agruparse para rendir la posición.

Con una bandera improvisada señalizaron la rendición de la posición y los británicos se acercaron e hicieron salir al personal de los pozos, y ayudaron a los heridos a movilizarse, atendiéndolos luego hasta con sus propios paquetes de curaciones. El trato fue muy distinto al recibido en Darwin.

Ante el avance británico que intentaba cercar a las tropas argentinas en el caserío de Pradera del Ganso, se ordena el repliegue de la Ca C y la sección de Romeo comandada por el subteniente Juan José Gómez Centurión, quienes se encontraban en el extremo sur defendiendo la retaguardia.

El general Parada envía el equipo de combate “Güemes” para apoyar a la defensa de la guarnición y ordena un contraataque.

Para ello una fracción del RI 12 marcharía hasta la escuela, antigua posición del teniente Estévez, sin embargo, al empezar a tomar sus posiciones empezaron a ser hostigados por el fuego enemigo, por lo que tuvieron que replegarse. En el repliegue se cruzaron con el subteniente Gómez Centurión, el cual, al no poder avanzar por la escuela, decide cruzar hacia el campo de la derecha y enfrentar al enemigo en el limite del aeropuerto en una altura.

Al tener la ventaja del terreno, pudieron hostigar al enemigo con el volumen de fuego de sus armas.

En un determinado momento, el combate cesó y pudieron avistar a un paracaidista agitando su casco, en señal de querer parlamentar. En ese instante el británico, al ver que no le disparaban empezó a caminar hacia los argentinos. Gómez Centurión pensando que estos se rendían caminó hacia ellos.

El británico le preguntó si hablaba inglés, y ante la respuesta afirmativa del oficial, el británico se presentó como el jefe de los paracaidistas, y le instó a deponer las armas. El subteniente, enojado por el pedido, debido a que no pensaba rendirse, le dijo que en dos minutos volvería a abrir fuego y se dispuso a volver a su posición. Sin embargo, al estar cerca de su posición una ametralladora británica abrió fuego hiriendo a dos soldados, por lo que Centurión rápidamente se puso rodillas a tierra y abatió al inglés que se había acercado a hablar, el cual cayó muerto sobre un alambrado.

Momentos después se inició un encarnizado combate donde luego de varios minutos la posición se hizo difícil de sostener y el repliegue no era posible dado a que la sección se encontraba aferrada por el intenso fuego enemigo. Por ello el Subteniente Berro, organizó un contraataque que le permitió a la sección “Romeo” replegarse hacia el poblado nuevamente.

En esos momentos el subteniente Braghini desde el poblado abrió fuego con su cañón antiaéreo de 35mm sobre la avanzada enemiga, frenando en seco el avance británico. A su vez el obús de Artillería del teniente Primero Chanampa empezó a reglar el fuego sobre la escuela, la cual terminó por prenderse fuego. Cabe destacar el esfuerzo de los artilleros argentinos quienes, a pesar de contar con una batería de artillería, lograron mantener una cadencia de tiro tal que los ingleses llegaron a pensar que se trataba de una unidad de artillería (18 piezas). Para el final de combate, los artilleros terminaron con las manos lastimadas de tanto operar el obús, llegando a tener que empujar los proyectiles con un pico y teniendo que disparar casi en horizontal sobre el enemigo.

Ya avanzada la tarde, y con el cerco presionando por el aeropuerto, las tropas fueron replegándose sobre el poblado, el cual veía su perímetro ya reducido.

Aun así, se le da la orden desde la III brigada de infantería al Equipo de Combate Solari de trasladarse hacia Pradera del Ganso para dar apoyo a la Fuerza de Tareas Mercedes. Llegando casi en su totalidad a las 5 y media de la tarde por medios aéreos, sin embargo, ya era tarde, el poblado casi estaba cercado.

Durante la mañana del día 29 llegaron dos argentinos con una nota británica pidiendo una reunión para hablar sobre los términos de la rendición argentina. Los mandos argentinos aceptaron puesto que, de no hacerlo, no solo sería aniquilado el remanente de la guarnición, sino que caería bajo su responsabilidad cualquier baja civil que pudiese ocasionarse. La única condición que pusieron fue la de una rendición digna, y el posterior traslado del personal a puerto neutral.

 Al mediodía se dio la ceremonia de rendición de la guarnición, se cantaron las estrofas del himno nacional y posteriormente se entregó la posición al Mayor Keeble. Las tropas entregaron las armas que tenían (ya inutilizadas) y posteriormente fueron conducidos a un campo de prisioneros. Muchos de ellos participaron de trabajos de desminado. Luego serían trasladados a Montevideo por barco y posteriormente repatriados.

En la madrugada del día 13 de junio los prisioneros tocarían suelo argentino, y serían trasladados a las instalaciones de la Escuela de Suboficiales Sargento Cabral, donde serían alojados para posteriormente darles una debida evaluación médica y para confeccionar informes. Luego de esto, el personal sería trasladado a sus respectivas unidades para ser licenciados.

La Batalla de Pradera del ganso constituyó un antes y después en la guerra de Malvinas, no solo fue la batalla mas importante de la contienda, sino que fue catalogada como una de las veinte batallas mas importantes por el ejército británico, lo que da testimonio del coraje y la voluntad de lucha de las fuerzas armadas argentinas, quienes a pesar de todas las limitaciones y falta de medios, cumplieron con su misión, a pesar del resultado del enfrentamiento, en especial, aquellos que lo dieron todo en el combate, incluyendo la propia vida.


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Referencias bibliográficas:

-Teves, Oscar A. Malvinas: La batalla de Pradera del Ganso. Ediciones Argentinidad. Buenos Aires, Argentina, 2016.

-R0B-00-01, Conducción para las Fuerzas Terrestres. Ejército Argentino, 2015.

-Informe Oficial del Ejercito Argentino Tomo I y II. Ejército Argentino 1983.

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