22 de Mayo de 1810, el histórico Cabildo Abierto

 


Autor: Daniel Ortega Ramón.

.El clima político del Virreinato del Río de La Plata hacia el mes de Mayo de 1810 era tenso por decir poco. El mismo mes pero en 1808, Fernando VII y su padre Carlos IV se habían reunido con Napoleón Bonaparte en Bayona, con esperanza de que reconociera a Fernando VII como Rey de España después de la abdicación de su padre, esta influida por un motín popular anteriormente ese mismo año. España había sido aliada de Francia desde 1795, pero la abdicación de Carlos había llevado a Napoleón a tener relaciones frías con Fernando y a no reconocerlo como Rey, lo que se esperaba cambiaría con dicha reunión. En Bayona, sin embargo, Napoleón terminaría presionando a Fernando a abdicar la corona por su padre, y a Carlos IV a cederle los derechos a la Corona española a Napoleón Bonaparte, quién se los daría a su hermano José Bonaparte. Este acontecimiento, llamado la “Farsa de Bayona” no fue legitimado por el pueblo español y parte de las autoridades reales, quienes el mismo año se organizaron en Juntas de gobierno locales con una Junta Central Suprema y Gubernativa en Madrid y posteriormente en Sevilla para gobernar el reino en ausencia del Rey preso. Muy relevante para este desarrollo es la “teoría ascendente del poder”, idea que había sido establecida en España por autores como Francisco Suárez quién argumentaba que Dios designa el derecho de gobierno al Pueblo, que a su vez se lo cede al gobernante pero que, en caso de que el gobernante esté ausente, el pueblo puede volver a ejercerlo. Por ende, ante la ausencia del Rey, el derecho de gobierno volvía al pueblo.La Junta Central tenía representación de las Juntas Locales, y por ende representaba al derecho de gobierno del pueblo, y continuó el gobierno del Imperio hasta su caída en enero de 1810 en Sevilla. 

Las noticias llegaron al Virreinato del Río de La Plata el 13 de mayo de ese año, e inmediatamente le causó significativa tensión al Virrey Cisneros, quién había asumido su cargo por designación de la Junta Central para reemplazar al Virrey Santiago de Liniers, y por ende su autoridad emanaba directamente de la Junta Central. En la Isla de León en España se creó un Consejo de Regencia, pero al ser una entidad completamente nueva y sin representación de Juntas locales, su autoridad era extremadamente cuestionable. El panorama era uno en el que no existía en la península un ente de gobierno legítimo para gobernar los virreinatos, y el propio Virrey Cisneros se veía sin una autoridad superior que ratifique su legitimidad de gobierno. Eventualmente, el 21 de Mayo, una multitud de criollos encabezada por Domingo French y Luis Beruti llegó a la Plaza de la Victoria (hoy Plaza de Mayo) con cintas blancas, armas y un retrato de Fernando VII para reclamar un Cabildo Abierto y la renuncia del Virrey. El Cabildo Abierto era una reunión extraordinaria de los vecinos de la ciudad para afrontar una emergencia, en contraste con el rol gubernamental del día a día del Cabildo, llevado a cabo por funcionarios virreinales. La movilización no pasó a mayores, parcialmente también por intervención de Cornelio Saavedra, Jefe del Regimiento de Patricios, pero aún así la posición popular era clara, y el propio Saavedra instaría al virrey a ceder. El Cabildo Abierto se llevaría a cabo. 

El 22 de mayo de 1810, 251 de los 450 vecinos invitados se reunieron en el Cabildo para afrontar la crisis de gobierno. En un debate que duró 15 horas, con decenas de oradores y por momentos altísimas tensiones, los vecinos expusieron sus diversas opiniones de la situación. El obispo de Buenos Aires Benito Lué y Riega se pronunció enérgicamente en favor de subordinarse a cualquier autoridad de origen peninsular, y en caso de no haberla el gobierno de las Américas debía quedar en manos de los peninsulares que en ellas se encuentren. Al obispo lo replicó Juan José Castelli, este tomó la batuta en nombre del bando patriota, quienes ya desde hace unos días venían reuniéndose para organizar su accionar. Con suma elocuencia, Castelli declaró la caducidad del gobierno de España desde el momento en que sucede la farsa de Bayona y la subsecuente deposición de la Junta Suprema de Gobierno en Madrid dos años antes en 1808, pero más aún con la caída de la Junta Central de Sevilla, la cuál si bien tenía representación de las juntas españolas tampoco considera legítima por no haber tenido la representación de los pueblos de las Américas. Exhortando la idea del “poder ascendente”, Castelli declaró que la soberanía del virreinato se revierte al pueblo por el mismo principio que se la devolvió a los pueblos españoles para crear la Junta Central. El fiscal de la Real Audiencia, doctor Manuel Genaro Villota le contestó a Castelli que sería una Junta Central la única capaz de declarar ilegítimo el Consejo de Regencia al ser la única que tendría representación de las juntas, Buenos Aires no tiene la facultad de declarar por sí sola al Consejo como ilegítimo por lo que esto tendría que decidirse con delegados de todas las provincias del Virreinato. Juan José Paso le contestó a su vez que las circunstancias en la capital no eran aptas para esperar el tiempo que se tarde en envíar mensajes a las provincias y que estas manden a sus delegados, en su lugar era preciso actuar rápidamente y al ser la capital de este debía ejercer lo antes posible una Junta de Gobierno en nombre de Fernando VII e invitar a las demás provincias una vez esta esté conformada. Siguió dicha discusión entre los hombres hasta que fue el turno de que hable el general Pascual Ruiz Huidobro, quién llama por la inmediata renuncia del Virrey al haber desaparecido la autoridad que lo nombró, y el Cabildo debía entonces reasumir la soberanía como representante del pueblo.

La votación se hizo el mismo día, pero debido a lo tarde que era se resolvió contar los votos al día siguiente. Fue entonces cuándo se supo que los votos fueron 25 abstenciones, 64 votos en favor de mantener al Virrey y 162 en favor de establecer una junta de gobierno. La decisión era firme, y se había elegido conformar un gobierno autónomo en ausencia de la autoridad de la Península. Así concluye el 22 de Mayo de 1810, sin embargo la Semana de Mayo aún tendría mayores desarrollos llevando eventualmente al primer gobierno patrio.

Comentarios