Peronismo sin Cristina: Los Problemas de Cara a las Elecciones de Octubre

 




Autoras: Catalina Basaltti, María Josefina Ibarreta.

INTRODUCCIÓN

El peronismo camina hoy a ciegas, sin un horizonte claro de cara a las elecciones legislativas de octubre. En parte, esto se puede atribuir a una serie de factores: el magro resultado en el 2023 y la sucesiva pérdida del poder, la inhabilitación política de Cristina Fernández de Kirchner, la crisis interna tras el rompimiento de Kicillof y la actual lógica de repliegue de los dirigentes provinciales peronistas donde cada uno se atrinchera en su territorio y juega bajo lógicas propias.

El resultado es un contexto adverso para el peronismo, donde una multiplicidad de voces y la falta de claridad dificultan de manera severa la conducción del partido. Ahora bien, ¿se puede pensar en la condena de Cristina como el punto de inflexión que permita cierta organización partidaria? ¿La actual oposición logrará organizarse hasta octubre?

LOS PROBLEMAS DEL PERONISMO

No es novedad que el peronismo se encuentra desde hace un tiempo en terreno sinuoso; más precisamente, desde su fracaso en las elecciones presidenciales del año 2023. Desde la derrota de Sergio Massa en la segunda vuelta, se ha encontrado desarticulado y desorientado sin un líder claro que tome las riendas.

Sin embargo, algo que se debe tener en cuenta es que el peronismo nunca ha sabido organizarse y actuar desde el lugar de la oposición. Esto se puede atribuir a la forma en que el partido se ha estructurado y organizado históricamente: quien tenga el apoyo electoral suficiente para ganar las elecciones es quién encabezará el partido peronista. Dadas sus reglas internas, entonces, quienes ocupan puestos de poder dentro del Estado son a su vez quienes detentan el poder hacia dentro del partido, y quienes pierden, acatan. Un ejemplo claro de esta dinámica fueron las elecciones por la gobernación de Mendoza en el año 1966, que definirían las diferencias dentro del peronismo entre Perón y Vandor. Si bien el cargo fue finalmente ocupado por Emilio Jofré, del Partido Demócrata, el candidato por el Partido Justicialista alcanzó un segundo lugar, superando al radicalismo del pueblo y al vandorismo. Tras este resultado electoral, la línea del “peronismo sin Perón” defendida por Vandor debió claudicar reafirmando el verticalismo bajo la figura de Juan Domingo Perón. 

Como el poder está dado por la capacidad y movilización electoral, se entiende que, al perder las elecciones, no hay una figura con la legitimidad suficiente para articular  las distintas voces dentro del peronismo. El desorden interno generado por la ausencia de verticalidad característica de la organización peronista es trasladado, a su vez, al ámbito de competencia electoral. Esta es la situación actual del peronismo, donde la definición de candidatos a elecciones legislativas está siendo un gran dilema.

La única respuesta viable fue la de proponer a Cristina Fernandez de Kirchner como candidata, ya que es la única que alberga cierto poder electoral. Tras la inhabilitación, este escenario se esfuma y tenemos un frente abierto que, como se debatió en el Congreso del PJ bonaerense (provincia donde históricamente el peronismo es ganador y que alberga la mayor parte de la población), se resume en la necesidad de una unidad ficticia y la negociación banca por banca entre los representantes de las tres grandes líneas actuales del partido en cada distrito.

Ahora bien, hay que tener en cuenta que las características de las elecciones del mes de octubre dificultan la definición de un liderazgo claro. A diferencia de lo ocurrido en 1966, que las elecciones sean de carácter legislativo no genera incentivos a la unidad partidaria; por el contrario, al no ser un juego de suma cero se puede esperar que los dirigentes opten por presentar listas propias, aspirando a alcanzar algunas bancas en el Congreso. A esto se le debe sumar la multiplicidad de escenarios que coexisten a nivel de las provincias. El peronismo hoy gobierna 9 provincias, pero no hay ni hubo algún tipo de coordinación horizontal. Mientras que algunos se mostraron amigables con el gobierno mileísta en un principio, otros han intentado posicionarse como oposición férrea a sus medidas y potenciales nuevos líderes.

¿QUÉ PASARÁ EN OCTUBRE?

                Dadas las circunstancias, se podría pensar que la condena de Cristina fue un llamado de atención necesario para coordinar, de una vez por todas, las distintas voces presentes en el peronismo. En este sentido, se dieron guiños de acuerdo entre los dirigentes bonaerenses para generar una lista de unidad cueste lo que cueste. Sin embargo, si tenemos en cuenta lo mencionado anteriormente sobre el tipo de elección y la falta de coordinación con los gobernadores, podemos decir que el acuerdo al que se llegue no va a generar liderazgos efectivos sino que será un pacto circunstancial y esporádico. Bajo la lupa del ethos peronista, donde quien gana conduce y quien pierde acompaña, la solución no ofrece una respuesta clara sobre cómo seguir. Y mientras el peronismo se enreda en sus internas y liderazgos débiles, queda vacante el lugar de una oposición con un proyecto político claro.


Comentarios

  1. Verán Peronismo hasta el día que se mueran. Pv.

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  2. C.B tiene una prosa increíble. Por momentos, se nota su impronta de politóloga, por otros, su visión sociológica. Excelencia pura.

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