Los recientes saqueos que sucedieron en varias provincias del país, pero sobre todo que impactaron en el conurbano de la Provincia de Buenos Aires, siguen con una lógica disruptiva que se puede observar por lo menos desde el domingo trece de agosto, una vez que los resultados provisorios de las PASO fueron conocidos.
La lógica disruptiva hace alusión a un quiebre en los preceptos y el orden establecido por lo menos desde el periodo post-crisis política, social y económica de 2001, que son cotidianos para quienes leemos notas de análisis político a diario: “La elección en la Provincia de Buenos Aires es la madre de todas las batallas” “Los intendentes del conurbano manejan sus distritos y evitan el caos” “Sin aparato no se puede ganar una elección”
Estos son solo algunos preceptos y frases que podemos (o podíamos) encontrar en muchos portales de periodismo, y tienen una fundamentación histórica y política, pero que, en cuestión de unas pocas semanas, se empezaron a ver en desuso. Hagamos una breve recapitulación.
Como es de público conocimiento, Javier Milei ganó las elecciones Primarias Abiertas Simultaneas y Obligatorias, sorprendiendo a propios y extraños, y rompiendo de esta manera con muchas tradiciones políticas y electorales. La Libertad Avanza se convirtió en la primera fuerza política en la historia de nuestro país post-1983 en ganar una elección nacional saliendo terceros en la Provincia de Buenos Aires. El politólogo Andres Malamud profundizo sobre esta idea hablando de un “(...)interior sublevado contra la soberbia porteña”. El resultado no tan malo en la PBA se vio balanceado con una excelente performance en el resto del país, quitándole bastiones antes inexpugnables del PJ y de Juntos por el Cambio.
En segundo lugar, todo esto sucedió sin una estructura y un aparato para cuidar y defender los votos, hay que tener en cuenta que esto también es un hecho que sucede por primera vez desde el retorno de la democracia, si tenemos en cuenta que el PJ y la UCR si poseen ese aparato, y el PRO ganó las elecciones de 2015 en una alianza con el radicalismo. Promediando menos de un fiscal por establecimiento electoral, no por mesa, el partido outsider de Milei alcanzó el primer lugar del escrutinio provisorio, sin haber realizado una alianza electoral con un partido de presencia nacional relevante.
Ahora bien, estos fenómenos políticos que pueden marcar un cambio de época no terminaron con la elección de agosto, lamentablemente siguieron sucediendo, luego de los numerosos saqueos que sucedieron en múltiples partes del país, pero sobre todo en el conurbano bonaerense. La escena fue realmente preocupante teniendo en cuenta la lenta reacción de los tres niveles de gobierno, aparentemente desorientados por lo lejana que parecía una situacion asi en un gobierno peronista, que siempre, en comparación con la UCR, se percibió como un partido con entendimiento de “la calle” y de su manejo para mantener la paz social. Es un precepto obviamente discutible, pero los hechos sucedidos en los últimos días tumbaron del todo esa idea auto concebida.
El economista de la Universidad de Chicago, Rudiger Dornbusch, decía que “En economía, las cosas tardan más en pasar de lo que pensabas, y después ocurren más deprisa de lo que creías”. Me voy a tomar el atrevimiento de tomar esa cita, en este caso, para la política. Aún faltan muchos días para las elecciones generales y el traspaso de poder en diciembre, pero hay indicios para creer que más preceptos se romperán en Argentina y que podemos estar siendo testigos de un cambio de época en el país, en el que se forjarán nuevas verdades y mitos del poder.
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