Un gigante silencioso: el caso del Gran Rosario


Autor: Blas Luis del Rosario Rossi Lomonte

Hace un tiempo para este mismo medio, escribí una nota sobre el desarrollo del puerto de Timbúes y cómo afectaría positivamente en los planos comercial y económico internacional para la Argentina. En este contexto, en aquella nota realicé una mención muy escueta al nodo portuario del Gran Rosario y su rol estratégico tanto para la producción como la exportación nacional. Pero luego de conocer los impresionantes números de este enclave exportador durante el 2024, consideré injusto que no posea tanto una mayor visibilidad en el país, como su propia nota en este medio.


El complejo agroexportador portuario Gran Rosario se consolidó en 2024 como el segundo más importante del mundo en exportación de granos, harinas y aceites vegetales; superado sólo por el de Nueva Orleans de Estados Unidos pero por muy poco. Mientras que el nodo argentino exportó casi 66 millones de toneladas, el estadounidense lo hizo por 72 millones. Esta cercanía con el primer puesto, también remarca la diferencia con el tercero en la tabla: el Porto Do Santos de Brasil, con 10 millones menos exportados con respecto al Gran Rosario.



¿Cuáles son los factores que impulsaron al nodo portuario argentino a la cima? Un primer factor clave es la acertada ubicación estratégica. El complejo del Gran Rosario se extiende con terminales especializadas a lo largo de 70 km sobre el río Paraná, entre las localidades santafesinas de Arroyo Seco y Timbúes. Al estar situado en el corazón productivo agropecuario del país, los camiones con granos deben realizar un menor recorrido en ruta comparado con los brasileños o incluso, los estadounidenses. Esto permite lograr una gran eficiencia, concentrando de esta forma el 76% de las exportaciones agroindustriales, aportando el 10% del PBI de Argentina y recibiendo en los días más intensos, un promedio diario de casi 6700 camiones cargados al Gran Rosario. A su vez, al encontrarse sobre el río Paraná, el creciente volumen exportador impacta directamente en el transporte de productos sobre la Hidrovía Paraguay-Paraná, potenciando la inversión y el desarrollo infraestructural, de acorde a lo señalado por la Bolsa de Comercio de Rosario.



Si ya se cuenta con una ventaja estratégica por sobre nuestros competidores directos otorgada por la geografía, el siguiente paso es potenciar y explotar esa capacidad. Esto se debe al desgaste de las comunicaciones viales y al desafío que representa para la logística e infraestructura urbana, la afluencia de semejante cantidad de camiones a la provincia de Santa Fe y sobre todo, al complejo portuario. En este sentido, en marzo de 2025 el Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF) desembolsó 150 millones de dólares para el financiamiento de un programa integral de mejora urbana y logística en el Gran Rosario. La decisión por parte del CAF consolida la imagen a nivel mundial del complejo agroindustrial y la necesidad de aumentar las ya formidables capacidades, sustentado en el hecho de que Argentina a través de este complejo, junto con Estados Unidos y Brasil concentran el 90% del comercio internacional del sector. 


Hasta el momento vimos dos factores que explican el auge y fuerza de este complejo, siendo por un lado la geografía y por otro la financiación externa e interna. Estrechamente vinculado a los anteriores, tenemos un tercer factor que es la producción provincial: La Pampa, Santa Fe, Córdoba y la provincia de Buenos Aires forman el núcleo principal que envía la mayor cantidad de su producción agrícola al mundo a través del Gran Rosario. No es sorpresa por ende que el origen y la evolución histórica del complejo portuario haya ido en consonancia con la fortaleza agroproductiva del país Además, facilita la explicación de la toma de decisiones en casos como la construcción del puerto de Timbúes, acentuando que el norte cardinal es la potenciación del complejo. Y más allá del rol estratégico como pilar agroexportador de Argentina, el caso del nodo Gran Rosario sirve como ejemplo a la hora de implementar un plan de infraestructura en las diferentes regiones productivas del país para potenciarlas y dar un salto tanto cuantitativo como cualitativo en cada una de ellas. De esta forma se benefician desde la producción vitivinícola de Cuyo hasta la explotación minera en la Patagonia y Norte del país.


El complejo portuario del Gran Rosario es otra muestra de la identidad nacional, que sin dudas contribuye a expandir la Marca País. También constituye un faro a seguir, donde si una inversión a largo plazo se lleva adelante con criterio y voluntad, los resultados que se obtienen de ella robustecen y agrandan a la nación en demasía.


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