Gobierno del y para el pueblo o Gobierno sobre y contra el pueblo

  En 1863 se enunció el famoso discurso Gettysburg emitido por el presidente estadounidense Abraham Lincoln donde se escucharon palabras como “el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, no desaparecerá de la Tierra”, frase guardada en el corazón de muchos norteamericanos. Desde allí, muchos escritores, académicos y hombres de la política utilizan estas palabras para describir el objetivo fundamental de la democracia: un gobierno que sea elegido por el pueblo (elecciones), que los elegidos representen a los ciudadanos y que sus decisiones sean en vistas del beneficio de la comunidad. Una forma simple pero efectiva para describir esta forma de gobierno tan popular en nuestros tiempos.
  Es importante destacar que no es sencillo para los dirigentes políticos seguir estas líneas. Ya son muchos los países que se consideran democráticos sin elecciones, sin representantes y/o sin el intento de llegar al bien común. Igualmente, la democracia no debería ser el intento de … (llegar al bien colectivo) sino la satisfacción del mismo, es decir, no alcanza con la pretensión misma.

  Especialmente durante el 2020, pero aún en este año, se sigue observando (y que muchos intelectuales han criticado y demandado) que mandatarios públicos aprovechan las circunstancias especiales de la pandemia para volverse más cerrados, restrictivos, dictatoriales, antidemocráticos. Ejemplo de esto son confinamientos extensos, la incapacidad de las personas de hacer actividades de su placer, la ineptitud de manifestarse ante abusos de poder o medidas impopulares, entre otras.

  Sin embargo, muchos otros pudieron profundizar sus herramientas democráticas en el 2020. Ejemplos son la posibilidad de votar el referéndum de Chile en abril, situación histórica en aquel país; elecciones presidenciales en Bolivia; elecciones presidenciales en los Estados Unidos (con la mayor participación cívica de su historia); elecciones en octubre en Nueva Zelanda; en Corea del Sur; entre muchos otros países. Cada uno, con sus respectivos protocolos frente a la pandemia del COVID-19. En otras palabras, estas naciones, frente al gran desafío de un virus contagioso en circulación, presentaron medidas específicas para salvaguardar no solo a su población en términos sanitarios sino también proteger su estado democrático.

  En el día de ayer, 17 de febrero del 2021, el ministro de salud nacional, Ginés González García, tuvo una comunicación con el programa radial de Luis Novaresio donde dio frases polémicas que levantaron el malestar de la opinión pública argentina. Entre ellas se desatacan la que afirma que hacer las P.A.S.O. (elecciones Primarias, Abiertas, Simultáneas y Obligatorias) “es un riesgo muy innecesario” teniendo en cuenta el contexto actual y la intención de bajar los casos en la Argentina (situación que actualmente esta a la baja). Con estas frase, muestra la completa falta de planificación del Gobierno Nacional debido a que ya en muchos otros países se ha logrado dar solución y seguir con el calendario electoral. Es más, Argentina presentó un plan en octubre del 2020 (en pleno pico de casos, con el doble que hay actualmente) para que los bolivianos puedan votar en sus elecciones presidenciales. Y así lo hicieron. Esto demuestra la doble vara que tiene el gobierno frente a su sociedad ya que transforma todo en un problema y una solución política. Lo que le conviene es válido y lo que no, es inválido. Es decir, con las elecciones argentinas sobre Bolivia pudo haber hecho profundizar la cantidad de casos, pero, como necesitaban que el “delfín” de Evo Morales gane las elecciones, presentaron aquel plan (y lo hicieron).
Entonces, con la intención de no ir en búsqueda de las PASO, muestran su intención política detrás (ya que vemos injustificado, por los ejemplos que dimos, no hacerla). Una intención que podríamos pensar que es, en el peor de los casos, no hacer las elecciones legislativas subsiguientes. O, quizás, derivado de las ultimas encuestas referido a la posición electoral del Frente de Todos, de Alberto Fernández (con mayor porcentaje negativo que positivo), Cristina Kirchner (con una imagen a la baja), entre otros casos, buscan la ventaja política de posponer las elecciones hasta tener “asegurada” la victoria.

  De esta manera, volviendo a lo que escribíamos en un principio, el gobierno presenta una situación de impredecibilidad para las personas. No se sabe cómo, dónde o si van a poder acceder a sus derechos políticos. Esto es algo vital ya que muestra la gran distancia que existe entre el gobierno y la sociedad, la cual necesita decisiones explícitas y no un conjunto de palabras sueltas. Las elecciones son las que mueven al país y las que generan la esperanza necesaria que sirve como sangre al cuerpo. Los procedimientos democráticos son los que hacen al pueblo adjudicarse las decisiones públicas ya que son ellos los que votaron y no son mandatarios impuestos por alguien externo a ellos.

  Con todo esto en cuenta, se observa que, en la misma comunicación radial del Ministro de Salud, surgió una gran contradicción. Esta es la siguiente frase que afirmó Ginés: “Si todo sale bien, para agosto o septiembre vamos a tener a todos los mayores de 18 años vacunados”. En contraste con la frase postulada anteriormente, podemos vislumbrar que el problema de las P.A.S.O. no es más una cuestión sanitaria (ya que la gran mayoría de la población que vota estaría vacunada), lo que profundiza los argumentos que dicen que la intención que quiere inquirir el Gobierno es la perpetuación de su poder o, posponer la elección para buscar una mejor imagen. De mas esta decir que, como afirmamos en otras notas de este blog, es crucial la comunicación y el uso de la palabra para trasmitir a los ciudadanos información clara con el fin de poder adaptar sus proyectos a las circunstancias.

  De este modo, el gobierno está fracasando en la comunicación ejecutiva nacional que deriva en malinterpretaciones no solo por parte de los ciudadanos sino también de las empresas tanto internas como externas que son las que tienen la posibilidad de invertir en el país y crear empleo. Además, podemos decir que los demás Estados y organismos internacionales pueden tergiversar estas mismas frases, un ejemplo de estas puede ser el mismo FMI con el que Argentina todavía debe acordar qué es lo que va a hacer con su deuda externa. Quizás, con una mejor contacto con la sociedad civil se logrará mayor confianza de la opinión pública y los otros actores que participan de la vida pública del país.

Escrito por Valentín Olavarría


 

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